domingo, 30 de octubre de 2022

EL ENCUENTRO EXIGE BÚSQUEDA

No hay alternativa, quien busca encuentra, y quien no lo hace, lo lógico es que no encuentre. Por tanto, el encuentro demanda inquietud y perseverancia de búsqueda. Comprenderemos que sin búsqueda no hay encuentro.

El encuentro de Zaqueo con Jesús puede iluminarnos mucho en este sentido. Zaqueo ha oído hablar de Jesús, y eso que oye le mueve a buscarle, a conocerle y a acercarse para ver quien es. ¿Sientes tú lo mismo? ¿O te acercas a Él simplemente por cumplir y descargar tu conciencia? ¿Cuál es tu actitud? Sería un buen discernimiento sacar conclusiones a ese respecto.

Zaqueo no se queda quieto. Hemos visto en la narración evangélica que sale, quiere verle y ante la dificultad de su pequeña estatura y el gentío, sube a un sicomoro para verle pasar. Ha sido capaz de atreverse a sortear y vencer esa dificultad que le impedía ver a Jesús. Se arriesga, incluso venciendo el que dirán y el respeto humano. ¡No le importa! ¡Ver a Jesús le parece más importante y por encima de su respeto humano! ¿Estás tu de acuerdo con la actitud de Zaqueo? ¿Te atreves a dar pasos que te permitan conocer y ver a Jesús?

¡Y la respuesta fue sorprendente! Jesús, que conoce y sabe el movimiento, la inquietud y el deseo de Zaqueo de verle, se le acerca, se le muestra y se autoinvita, conociendo la curiosidad y deseo de Zaqueo, de ir a su casa. ¿Piensas que Jesús responderá así a tus deseo de conocerle? ¿Estás dispuestos a abrirle la puerta de tu corazón? ¿No crees que Jesús pasa y pasa delante de ti en muchos momentos de tu vida? ¿Tienes los ojos abiertos como Zaqueo para que no pase inadvertido y le veas? ¿No sabes que ha venido para eso, para entrar en tu casa? ¡Claro!, siempre contando con tu permiso.