domingo, 21 de agosto de 2022

UNA VIDA PARA GANAR LA ETERNIDAD EN PLENITUD


Lc 13,22-30

Hemos sido creados no para un tiempo determinado, sino para la eternidad. Pero, una eternidad en plenitud que dependerá mucho de nuestra forma de vivir y de amar en esta vida temporal de este mundo caduco. Estamos llamados, quieras darte cuenta, aceptarlo o no, a una Vida Eterna, pero, vivida en plenitud de gozo y felicidad o, por el contrario, en angustia y sufrimiento infernal. Serás tú, como también yo, quienes decidamos que sucederá con esa invitación, que todos tenemos y llevamos en nuestro corazón, al Banquete Eterno junto a nuestro Padre Dios.

No hay otra realidad. La puerta del esfuerzo, de la fe, de la perseverancia y de la llamada al Reino de Dios permanecerá abierta mientras vivamos en este mundo. Siempre habrá tiempo de conversión y de abrirnos a la fe, pero, somos consciente que cada día que pasa hay menos tiempo. Y, para algunos, como es mi caso particular, la fecha no está lejos. Por tanto, siempre urge abrir nuestro corazón a la Palabra de Dios y ponerla en práctica en nuestra vida esforzándonos en entrar por esa puerta estrecha que el Señor nos señala.

Aligerar nuestro corazón de malicia; segunda y malas intenciones egoístas; concupiscencias, envidias, odios, venganzas y todo aquello que levanta una barrera entre nuestro Padre Dios y nosotros impidiéndonos verle y acercarnos con humildad y abiertos a su misericordia. Necesitamos despojarnos de todo lo que nos impide avanzar y crecer en la fe.

 

«El camino nos lleva a algún sitio, pensó Manuel, y mirar para otro lado no arregla nada. Es más, nos puede sorprender con encontrarnos la puerta de esa felicidad que buscamos cerrada»

—¿Qué piensas, Pedro, al respecto de esa puerta estrecha?

—Habrá que adelgazar para poder entrar y esforzarse en despojarse de muchas cosas innecesarias que, aunque nos supongan esfuerzo, convienen dejarlas a un lado.

—Creo que has respondido correctamente. Lo bueno exige esfuerzo y tras la puerta estrecha se esconde esa felicidad que todos buscamos. Por tanto, exigirá esfuerzo y privaciones. ¿No te parece?

 

Evidentemente, esa era la consigna y la actitud. Seguir a Jesús, que es lo que conviene, lo bueno y donde está la felicidad, exigirá sacrificios, esfuerzos y lucha. Pero, verdaderamente vale la pena. Conviene, pues, esforzarse para poder entrar por la puerta estrecha.