domingo, 27 de junio de 2021

CUANDO ALGO VA MAL, ¿A QUIÉN ACUDIR?

 

Hay situaciones irreversibles que no encuentran soluciones en este mundo. Son momentos difíciles donde todo se oscurece y te impide ver alguna salida. Entonces, levantas la mirada y sale de tu corazón una súplica a ese Dios que tienes dormido dentro de ti. La realidad es que no hablamos ni imaginamos que esto pueda suceder, sino que realmente sucede con frecuencia en nuestra vida. Una prueba es la cantidad ingente de velas que se encienden en todas las Iglesias del mundo.

La fe está viva, pero, quizás, dormida dentro del corazón del hombre. Dios ha dejado su huella en el corazón del hombre para que no tenga disculpa y sepa que Él es su Creador. Sin embargo, el hombre, seducido por el mundo, demonio y carne, se ha dejado tentar por las propuestas del pecado y ha aceptado olvidarse de Dios para entregarse a sus concupiscencias y egoísmos.

El Evangelio de hoy nos relata unas historias que vienen a demostrar eso que estamos diciendo. Aquel jefe de sinagoga busca la intervención de Jesús cuando ve que su hijo está agonizando. Jesús se convierte en su única esperanza y, llegada la muerte, el Señor le invita a no temer y a creer. Él es la vida, y la niña resucita. Esa fe dormida en el corazón de ese jefe de sinagoga despierta y cree. Algo parecido, en la sustancia, sucede también con aquella mujer enferma y cansada de llevar tantos años sufriendo ese flujo de sangre. Leemos que ocurrió: Le seguía un gran gentío que le oprimía. Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, habiendo oído lo que se decía de Jesús, se... (Continua tú - Mc 5,21-43 - )

Cuando se despierta la fe, mueve nuestro corazón a la acción, y, en consecuencia buscamos a Jesús. Porque, Él es el único Camino, la única Verdad y la Vida Eterna que tanto buscamos. Pero, no conviene esperar a esos momentos tan críticos porque, en algunos momentos, puede ser tarde. Conviene despertar lo antes posible y gozar de estar junto al Señor desde hoy mismo.