domingo, 6 de julio de 2025

ENVIADOS A DAR, PERO TAMBIÉN A RECIBIR

Lc 10, 1-9

No vamos en plan autosuficientes, todo lo contrario, necesitados, pero también dispuestos a dar y darnos. Llevamos la Palabra del Señor y, en ella, la salvación eterna. Proclamamos la Buena Noticia, y lo hacemos con una actitud inerte, limpia, humilde y cargada de amor y misericordia. Como corderos entre lobos, desprovisto de toda seguridad, sin bolsa, alforja, sandalias ni saludos por el camino. La seguridad está y nace del envío: El Señor, y en Él nos apoyamos y nos sentimos protegidos.

—¿No crees, Manuel, que la tarea es difícil y complicada
—Me atrevería a decir, más que difícil, imposible. Imposible para nosotros en un mundo hostil, ególatra, inclinado al placer, a la buena vida e interesado en el poder y la riqueza. Pero, no es cosa nuestra, sino de Dios. Nosotros somos simples enviados en su nombre, y eso nos basta.
—De acuerdo, pero, ¿y si somos rechazados? ¿Qué hacemos?
—El Señor nos deja claro ese tema cuando nos dice: Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: ‘Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el Reino de Dios’. —Proponemos, no obligamos, y cada cual será libre para escoger lo mejor.
—Sí, pero lo mejor es la Palabra del Señor. ¿No te parece?
—¡Y tanto!, claro, si preguntamos a la gente si quieren ser feliz. ¿Qué piensas que contestarían?
—Responderán que sí, pues todos buscamos la felicidad.
—Esa es la clave y la diferencia. Muchos piensan que la felicidad esta en el mundo, en el poder y la riqueza. Y se equivocan, ese es el pecado. La elección dependerá de donde busque y creas que está la felicidad. Dios, la propone, y nos envía a nosotros a proponerla. Ahora, la respuesta no es nuestra responsabilidad. Eso sí, nuestro testimonio sí, pues nuestra vida debe ser coherente con lo que proclamamos y proponemos en nombre del Señor.

Ahora, ustedes, queridos posibles lectores, y hermanos virtuales en la fe, ¿cómo lo ven? ¿Tienen alguna opinión al respecto? ¿Están de acuerdo con Pedro y Manuel.