sábado, 24 de agosto de 2024

EN LO PEQUEÑO SE ESCONDE LO GRANDE

El sentido común nos dice que lo pequeño tiene poca importancia. Esa es la costumbre y como, de alguna manera, todos tenemos entre ceja y ceja de que lo importante está en las cosas grandes, suntuosas, poderosas y que nos llama la atención. ¿Acaso algo insignificante y pequeño puede ser importante y grande?

Natanael era uno de esos, entre muchos de nosotros, que pensaba de esa manera. No podía imaginarse que de una aldea pequeña e insignificante como Nazaret pudiera venir el Mesías: «¿De Nazaret puede haber cosa buena?». Y nosotros, ¿qué decimos?

Porque, lo importante no es lo que pasó, sino lo que nosotros pensamos ahora: ¿Se esconde el Señor en las cosas pequeñas, humildes, débiles e insignificantes? ¿Dónde le busco yo? ¿Acaso creo que Dios está en lo grandioso, en lo que considero importante, en lo notable, en las cosas heroicas y espectaculares? Sería de vital importancia discernir y respondernos a nosotros mismos sobre esa auto pregunta.

No obstante debemos asumir que lo verdaderamente importante de nuestra vida se esconde en lo pequeño. Lo máximo empieza en lo mínimo, y no al revés. La felicidad se esconde en la grandeza de lo sencillo, de lo que pasa casi sin darnos cuenta, de lo suave y silencioso que está delante de nuestros ojos. Precisamente, Dios está en la suave briza, nos recuera algo esta frase.

Busquemos, pues, en lo sencillo y cotidianos de cada día la presencia de Dios Un Dios que viene a nosotros desde la humildad de Nazaret después de tomado naturaleza humana en un simple y humilde pesebre de Belén.