martes, 26 de octubre de 2021

SER PEQUEÑO, PARA, LUEGO CRECER

 

La humildad es el arma del seguidor de Jesús. Y lo es porque, Jesús se hace presente entre los hombres desde la humildad y pequeñez. No nace de cuna de palacios, ni de nobleza de gran poder, sino de familia humilde que le lleva a un pesebre donde pasa desapercibido. Simplemente, los humildes y pequeños – los pastores – son anunciados de su nacimiento.

La grandeza del Reino de Dios empieza por lo pequeño y humilde. Es condición indispensable, porque, el crecimiento tiene siempre un origen pequeño, que no siempre coincide con ser humilde. Jesús lo ha querido así, ser humilde, porque la humildad es el punto de partida de experimentar la necesidad del Padre, del Dios que nos Ama Misericordiosamente y nos Salva.

Jesús, con su vida – desde sus orígenes – nos presenta y nos transmite sus orígenes humildes y nos enseña a crecer desde la humildad y la pequeñez. Para ello nos pone varios ejemplos que nos aclaran meridianamente lo que sus Palabras quieren significar: “La semilla – la más pequeña -  de mostaza y la levadura metida en la masa”. Entendamos lo que Jesús nos dice: "Seguirle es tomar ese camino de humildad para – desde ahí – poder servir".  

Por eso, es de suma importancia mirarte y ver - en un espacio de tiempo - si tu humildad, tu servicio y tu pequeñez han crecido, están disponibles y abiertos al amor y la misericordia. Y, si percibes que ese crecimiento es obra y por causa de la Gracia de Dios. Ál final es Él quien crece en ti.