martes, 16 de abril de 2024

YO SOY EL PAN DE VIDA

Esa es la cuestión, Jesús, el Señor, es verdadero Pan de Vida y quien come de ese Pan y cree en Él no tendrá hambre ni sed jamás. ¿Lo crees o no lo crees? Tú tienes la palabra porque Dios la ha dejado a tu libre elección. Puedes creer o rechazarla. Puedes pensar que no te convence y que tienes mejor camino según tus pensamientos. Puedes hacer lo que creas más conveniente según tu entendimiento.

Ahora, no te equivoques, porque en eso te juegas la felicidad eterna. Viviremos eternamente, pero estar a la derecha o a la izquierda determinará nuestra eterna felicidad o eterna infelicidad.

Es evidente que nunca lo vamos a tener claro. Lo meritorio, por decir algo, es fiarnos a pesar de nuestras lagunas de entendimiento. Los apóstoles tuvieron esa lucha y al final creyeron. Es verdad que tuvieron muchas pruebas y apariciones de Jesús, pero también es cierto que ellos tuvieron que poner mucho de su parte. Muchos otros vieron signos y milagros y no creyeron.

¿En dónde estamos nosotros en este momento? Sería bueno tratar de respondernos a nosotros mismos.

¿Entendemos lo que nos quiere decir Jesús: «Yo soy el Pan de Vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás»

No se trata de este mundo sino de la plenitud del otro. Posiblemente en este mundo tengamos, como sucedió con Jesús, carencias, precariedades, y una vida sobria. El Pan que Jesús nos ofrece es ese alimento que nos dará fortaleza y libertad para lograr desposeerte y darte a los demás. No se trata un pan de abundancia, de hartura y bienestar. Se trata de ser libre hasta el extremo de darte plenamente porque ya no sientes ni hambre ni sed de las cosas de este mundo. Simplemente un gozo de amor misericordioso.