Esa es la
cuestión, Jesús, el Señor, es verdadero Pan de Vida y quien come de ese Pan y
cree en Él no tendrá hambre ni sed jamás. ¿Lo crees o no lo crees? Tú tienes la
palabra porque Dios la ha dejado a tu libre elección. Puedes creer o rechazarla.
Puedes pensar que no te convence y que tienes mejor camino según tus
pensamientos. Puedes hacer lo que creas más conveniente según tu entendimiento.
Ahora, no te
equivoques, porque en eso te juegas la felicidad eterna. Viviremos eternamente,
pero estar a la derecha o a la izquierda determinará nuestra eterna felicidad o
eterna infelicidad.
Es evidente que
nunca lo vamos a tener claro. Lo meritorio, por decir algo, es fiarnos a pesar
de nuestras lagunas de entendimiento. Los apóstoles tuvieron esa lucha y al
final creyeron. Es verdad que tuvieron muchas pruebas y apariciones de Jesús,
pero también es cierto que ellos tuvieron que poner mucho de su parte. Muchos
otros vieron signos y milagros y no creyeron.
¿En dónde estamos
nosotros en este momento? Sería bueno tratar de respondernos a nosotros mismos.
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