lunes, 29 de mayo de 2023

CON MARÍA, DE CAMINO Y EN SILENCIO, AL PIE DE LA CRUZ

Hemos oído muchas veces que este mundo es una cruz. Y hemos experimentado que hay muchos momentos de cruz en nuestro camino. Sabemos también que otros llevan más cruces en su vida que alegrías. Si, definitivamente este mundo es un mundo de cruz. Y aprender a vivir es aceptar que la cruz estará presente en nuestro camino y en nuestra vida.

En este sentido María, Madre de Dios y Madre nuestra, nos sirve de referenciar para, asidos de su mano dejarnos conducir y guiar por el camino que nos lleva a un encuentro con su Hijo. Ella supo aceptar el Plan de Dios, ser la Madre elegida del Mesías prometido y caminar silenciosamente hasta el pie de la Cruz en la que su Hijo, ofrecido voluntariamente, nos devuelve, por la Misericordia Infinita del Padre, nuestra dignidad de hijos.

¿Y qué hizo María? ¡Nada extraordinario! Simplemente aceptar, obedecer y poner todo lo recibido en manos de Dios. Y conforme a su Plan ir aceptando humildemente en silencio su Voluntad. Sin muchas palabras, sin portentos ni nada extraordinario, sin hacer ruido y en silencio, María, la Madre de Dios, caminó aceptando y llevando su dolor de Madre hasta el pie de la Cruz.

También nos sucede a nosotros hoy. Cada cual carga con su dolor. Quizás para unos sea más pesado que para otros, pero todo hemos recibido las fuerzas para, injertados en el Espíritu de Dios, soportarlo. Y esa será nuestra misión. Mirar a María desde esa perspectiva nos anima y nos llena de esperanza y fortaleza. Ella llevó su camino con dolor y entereza. Siempre confiada en la fe puesta en su Hijo, y en la esperanza de saber que cumplía la Voluntad de su Padre. María siempre supo esperar y confiar en que tras aquel dolor de cruz llegaría la alegría de la Resurrección.

Esperemos también nosotros esa Resurrección asidos de la mano de María y acompañados por ella dejémonos llevar al encuentro con su Hijo.