martes, 6 de abril de 2021

ENCUENTRO CON EL SEÑOR

Jn 20,11-18

En repetidas ocasiones, ¡iluso de mí! he pensado, sobre todo en las horas de la noche, antes de acostarme, que el Señor, repentinamente, se me aparece. Supongo que son productos de mi imaginación influida por películas y lecturas. Pienso, también, que me asustaría y que no sabría exactamente que decir ni que pensar. Ni siquiera si realmente es el Señor. Imagino que si me llama por mi nombre pensaría que es el Señor. ¡Ilusiones e ilusiones que son más de cierta inmadurez que madurez!

Es cierto, y así lo creo, que en la medida que compartes tu fe y anuncias al Señor a través de tu vida y tu palabra desde tu forma de estar y actuar en tus ambientes tanto familiar como laboral y social, tu fe se fortalece y aumenta. Y no digamos si participas en la parroquia en labores pastorales. La fe es un proceso lento que necesita sembrarse para crecer y aumentar. Es, fundamentalmente, un don de Dios, pero, un don que necesita de tu colaboración y esfuerzo.

No en vano se te ha dado la libertad con el fin de que tú decidas. Síntoma de que Jesús Vive es que, tanto tú, como yo lo buscamos. Todos, de alguna manera, lo buscan aunque muchos sean inconscientes o no se den cuenta de que lo hacen. Y, más cierto todavía que a un muerto no se busca. En todo caso, se recuerda. Eso significa que buscar un encuentro con Jesús es buscar a Alguien que Vive, pues, solo se busca al que Vive.

Y esa es la pregunta que nos podemos hacer de hoy martes. Realmente, ¿buscamos al Señor? ¿Queremos estar y quedarnos con el Señor? ¿Le abrimos nuestro corazón para que se quede en nuestro interior como centro y motor de nuestra vida? Como puedes ver, de ti dependerá que tu encuentro con Jesús de Nazaret sea una realidad, porque, Él ha Resucitado.