jueves, 13 de abril de 2023

EL MISMO SEÑOR QUE SE MANIFIESTA DE DIFERENTE MANERA.

No le conocen, no sospechan incluso que pueda ser el Señor. Quizás ni le esperan ni piensan que pueda haber resucitado. Oyen rumores de mujeres pero palabras de mujeres no tienen mucho crédito. Tienen que experimentar su propia experiencia y los de camino de Emaús la han tenido. Concretamente, de eso hablan reunidos compartiendo su propia experiencia. Comparten como sintieron que sus corazones ardían al escuchar sus palabras y como le reconocieron al partir el pan.

Y ensimismados en ese compartir su la fe que iba creciendo en ellos, Jesús se les aparece de nuevo. Es evidente que Pentecostés marca el tiempo donde la fe ha ido creciendo en el corazón de los apóstoles a través de los encuentros con el Señor. Encuentros vivos donde la Persona de Jesús, naturaleza Humana y Divina, se les hace presente

Una presencia viva donde muestras sus manos y pies, signos vivos que ellos conocen y con los que han compartido tres largos años. Esa experiencia viva de Jesús Resucitado les marca sus vidas y les lanza a anunciarlo como Noticia de Salvación a todos los hombres.

Es evidente que cuando tienes una experiencia con el Señor quedas lleno de su Gracia y, por supuesto decidido a anunciar esa dicha a todos los hombres. Porque, la salvación es para todos, sin distinción de color, raza o etnia, y a todos hay que anunciarla. Sin embargo, también se hace evidente que sin esa experiencia te será difícil anunciarle. Por tanto, la pregunta que nos hacemos es: ¿Tenemos experiencia viva de encuentro con el Señor?

O de otra manera: Si no la tenemos, ¿buscamos encontrarnos con el Señor a través de la oración, los Sacramentos o la Eucaristía? ¿O quizás dónde Él quiera presentársenos? Será responsabilidad por nuestra parte la de esforzarnos en buscarle y tener un encuentro con Él. ¿No crees que Él nos busca también y está deseoso de encontrarse con nosotros? De otra manera no tendría sentido dar su Vida por nosotros.