jueves, 26 de junio de 2025

VIVIR EN LA VOLUNTAD DE DIOS

Mt 7, 21-29

     Es evidente que todo lo que nos ayude a vivir en la Voluntad de Dios conviene y es bueno. En ese sentido, las prácticas de la liturgia, oraciones, novenas, rosarios … etc., son, diría necesarias, y reman en el mismo sentido. Sólo importa vivir en la Voluntad de Dios, y, se supone, quien hace realmente la Voluntad de Dios, ama con misericordia. Y en el amor y misericordia está contenida la Voluntad de Dios.
    —¿Sabes, Pedro, que nuestro seguimiento a Jesús no está en ser piadoso y practicar religiosamente las prácticas – valga la redundancia – de piedad? El seguimiento tiene que concretarse tratando de vivir el espíritu del sermón de la montaña.
    —¿Te refieres a las bienaventuranzas?
    —Evidentemente, a eso me refiero. Hacer la Voluntad de Dios no se hace en las prácticas de piedad.     ¡Que de hecho se necesitan!, sino en tus obras. Ahora, te digo que las prácticas se necesitan, nos fortalecen y, sobre todo, celebrar la Eucaristía será imprescindible. Es el alimento que nos da vida, nos sustenta y alimenta espiritualmente.
    —Creo que dices bien, amar es lo fundamental. Sobre todo a los necesitados, a los últimos, a los diferentes e incluso a los enemigos.
    —Ahí está nuestra tarea, y esa es la Voluntad de Dios, amar como Él nos ama. Precisamente, Jesús, su Hijo, viene a enseñarnos el Camino, la Verdad y la Vida.
 
    Apoyar nuestro amor sobre roca es apoyar nuestro amor en Jesús, nuestro Señor. Él es la Roca que nos sostiene, que nos capacita y que nos fortalece para superar las adversidades, la soberbia, el egoísmo y todos los obstáculos, tanto los que vienen de afuera como los propios que viven en nuestro corazón.
    Es verdad que el amor nos debilita, porque cuando amamos nos sentimos impotentes y fáciles de ser agredidos, ridiculizados o humillados, pero solo el amor nos dará el verdadero pasaporte para el gozo eterno junto al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.