lunes, 13 de mayo de 2019

EL BUEN PASTOR

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Jn 10,1-10
Quizás nos hemos acostumbrado a esta imagen del Buen Pastor y, al oírla, nos pasa desapercibida o no le damos suficiente importancia. Porque, si nos paramos a pensar, descubrimos que sólo hay un Buen Pastor, y eso tiene gran importancia y significa mucho. Hasta el punto de ser lo más importante de nuestra vida.

En el mundo que vivimos hay muchos pastores, pero pastores que no están dispuesto a dar la vida por sus ovejas. Pastores que son capaces de mentir y buscar primero sus intereses sin importarles mucho sus ovejas.  Pastores que engañan y roban. Pastores que traen la muerte.Y eso hace muy importante y más significativo prestar atención al Pastor del que habla hoy el Evangelio.

 El Señor es mis Pastor y con y en Él nada me falta. El Señor ha venido para dar Vida, y Vida abundante hasta el punto de dar su propia Vida por sus ovejas. No ha venido para robar, ni para engañarnos ni para buscar su gloria y éxito. Ha venido para darnos la Vida hasta el punto de pagar con la suya propia. No puede haber un Pastor mejor. Es el único Pastor que nos salva y nos cuida y nos orienta hacia la puerta verdadera, hacia el aprisco donde encontraremos y gozaremos de la Gloria y la Vida Eterna.

No se puede amar más ni prometer más que darse hasta el punto de ofrecer tu propia Vida. Ni tampoco hay otro pastor que pueda ofrecer y darse como lo hace el Señor. «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia».