domingo, 18 de octubre de 2020

CESAR Y DIOS

 

Habían preparado una pregunta trampa para coger a Jesús en un renuncio. Querían comprometerle y enfrentarle con los romanos. El Cesar representaba el poder del mundo frente a Jesús que anunciaba la grandeza del amor del Padre. Y lo pensado fue ponerlo frente a los impuestos obligados a pagar al Cesar - Imperio romano -. Para ello, le hacen una pregunta: «Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas. Dinos, pues, qué te parece, ¿es lícito pagar tributo al César o no?».

Jesús se da cuenta de la encerrona y con la mala intención que le hacen esa pregunta, y les responde de esta forma: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Mostradme la moneda del tributo». Ellos le presentaron un denario. Y les dice: « ¿De quién es esta imagen y la inscripción?». Dícenle: «Del César». Entonces les dice: «Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios». 

Posiblemente, tú y yo podemos estar cometiendo esa hipocresía también en muchos momentos de nuestras vidas. Nos quejamos y nos revelamos ante la responsabilidad que tenemos con nuestros compromisos que, quizás muchas veces justificamos con nuestras responsabilidades cristianas. Igual también nosotros queremos eludir muchos de nuestros compromisos sociales aludiendo a nuestros compromisos cristianos. Y no se trata de separar ni de poner unos primeros que otros. Un creyente y seguidor de Jesús, lo es cuanto más responsable en todos sus compromisos, tanto sociales como religiosos, se comporta.

Dar al Cesar lo que le corresponde es corresponder a tus compromisos como creyente, como esposo, como padre, como ciudadano, como...etc. según la Voluntad de Dios. Porque, Dios está por encima del Cesar y de todo. Es el Señor y Creador de todo lo visible e invisible y, por tanto, al que debemos Adoración y Gloria. Y eso no nos exime, tal como hemos dicho, de cumplir también con nuestros compromisos sociales.