martes, 14 de marzo de 2023

UNA MISERICORDIA INFINITA

La solución del mundo no pasa por el cumplimiento de las reglas, códigos y preceptos de la Ley. Es evidente que son necesarias y que el mundo se guarda de que, por ellas, se mantiene algo ordenado. Pero no es la solución para que en el mundo reine la paz, la justicia y la verdad. La experiencia nos dice que nuestro mundo está lleno de mentiras, injusticias y abusos que siempre recaen en los más débiles y pobres.

El mundo se salva por la misericordia. Por tanto, la misericordia es la receta y la solución. Y lo es porque nuestro Padre Dios es Infinitamente Misericordioso. La parábola que nos relata hoy nos habla de esa infinita misericordia que un rey quiso aplicar con sus criados y como procedió con uno que, recibiendo misericordia, de una deuda imposible de pagar, no correspondió de la misma manera con otro que le debía una deuda pagable.

Nos retrata de forma perfecta. Hemos recibido de Dios todo: La vida, los talentos, los bienes y la oportunidad de vivir con la esperanza de, pasado esta vida mundana, mal o bien, encontrar la Vida con mayúscula del gozo eterno junto a Él. Recordemos la parábola del rico epulón y Lázaro de hace días, o la del hijo pródigo. Todas guardan un denominador común:  el amor y la misericordia. Porque, quienes aman son misericordiosos. Y quien vive y práctica la misericordia será también recibido misericordiosamente.

Vivimos en la esperanza de ser felices eternamente por la Infinita Misericordia de nuestro Padre Dios. Y la recibimos gratuitamente sin merecerla. ¿Cómo podemos ser tan ilusos e idiotas de no darla gratuitamente también nosotros?