miércoles, 8 de abril de 2020

SOMOS CARNE DE PECADO

Miércoles Santo Evangelio según San Mateo 26,14-25. Comentarios de ...
Mt 26,14-25
Nuestra naturaleza es pecadora y, como consecuencia, estamos inclinados a pecar. Por lo tanto, tengamos muy en cuenta que nuestro camino es de misericordia. Necesitamos la Misericordia de Dios para poder sostenernos en el camino. Para eso y por eso, Jesús, nuestro Señor, entrega su vida por amor, para alcanzar, por sus méritos, la Gracia y la Misericordia de Dios Padre y rescatar nuestra dignidad de hijos.

Así de sencillo, pero, también, así de difícil, porque, no podemos perder de vista la Misericordia de Dios. Quizás fue eso lo que le ocurrió a Judas, perder de vista y en su memoria que la Misericordia de Dios alcanza todo y llega a todos. Precisamente, la Cruz es la máxima expresión de esa Infinita Misericordia. Porque, Judás se arrepintió de su pecado y renegó de las treinta monedas de plata, pero, posiblemente, no tuvo la esperanza de creer en la Infinita Misericordia de Dios.

Por eso, empezaba esta humilde reflexión hablando y reconociendo nuestra condición pecadora. Somos frágiles y débiles y propensos al pecado. Pero, junto a eso, tenemos que saber que Dios ha enviado a su Hijo a dar su Vida para alcanzar nuestro perdón. Y ese perdón nos incluye también a nosotros pecadores. Por eso, nunca podemos perder la esperanza a pesar de nuestra condición pecadora y siempre estar prestos a levantarnos por la Gracia de Dios.

Y creer y esperar que con la Gracia de Dios iremos creciendo en perfección y firmeza para sostenernos en su Gracia y alejados del pecado. Ejemplos son muchos, pero, ahora, en estas fiestas tenemos el ejemplo de Pedro, que negó al Señor tres veces pero, sostenido y agarrado a la mirada compasiva, dulce y amorosa de Jesús supo tener paciencia y fe para sostenerse firme en su Misericordia.