Si tratas de
buscar a Dios afuera, como a alguien que se espera, no estarás en el buen camino. Dios
está a tu lado, y más concretamente, dentro de ti. Es, precisamente, ahí donde
tienes que buscarle. Su segunda venida es imprevisible, no sabemos cómo ni cuándo.
Sin embargo, la
realidad es que el resultado de esa segunda venida será la consecuencia del día
a día del trascurrir de tu vida en relación con la Palabra de Dios. Una Palabra
sembrada en tu corazón y que, como semilla hundida en la tierra, va creciendo
sin apenas notarse o darnos cuenta.
La huella de Dios
ha sido sembrada en tu corazón – Jr. 31,33 – y es precisamente ahí donde tienes
que descubrirlo y encontrarlo. Y, en y de la manera que tu encuentro con el
Señor se desarrolle, descubrirás el auténtico Reino de Dios. Porque, Él, Jesús,
el Hijo de Dios, es el verdadero Reino de Dios.
Por tanto, tenemos la oportunidad de vivir, día a día, el verdadero Reino de Dios. Si bien, será preciso, como sucedió con Él, que pasemos antes por tormentas y tempestades que nos ayudarán a probarnos y descubrirnos como verdadero creyentes y seguidores de Jesús, el verdadero Reino de Dios, al que llegaremos cuando llegue el final de nuestra vida, o se realice la segunda venida prometida por el Señor.