viernes, 28 de mayo de 2021

NECESIDAD DE RENOVACIÓN

 

Es indudable que si la raíz se seca, la higuera queda infértil y no da frutos. Luego, salta la pregunta, ¿para qué sirve? Evidentemente, su destino será ser arrojada al fuego. De igual manera, sucede lo mismo en y con el templo. Si se les utiliza como lugares de reunión, de encuentro de amigos, de mercadería, negocios u otros intereses como cumplimientos y actos de piedad, nuestra raíz espiritual queda expuesta a la sequedad espiritual y al contacto íntimo con nuestro Padre Dios. También, aquí nos surge la misma pregunta, ¿para qué sirven los templos?

Estos signos que sucedieron y continúan sucediendo en la actualidad son las enfermedades que, quizás en muchas ocasiones, sin darnos cuenta, sequen nuestra raíz - corazón - e interrumpen nuestra relación directa con Dios. Podíamos preguntarnos, ¿qué tenemos nosotros de cambistas, mercaderes e higuera hoy en nuestro tiempo? Porque, de la misma manera estamos dejando secar nuestra línea directa con Dios y conectando más con las banalidades que el mundo nos presenta.

Posiblemente, nuestra relación con Dios sea bastante superficial y no llega esa agua de Gracia a nuestro corazón - raíz - endureciéndose y secándose hasta el punto de no dar esos frutos que el Señor espera de nosotros. Posiblemente, hayamos enterrado esos talentos que hemos recibido y los hayamos puesto, en lugar de hacerlo al servicio de los hombres y, por tanto, de Dios, al servicio de nuestro egoísmo e intereses.

Y, nos preguntamos, ¿De y para qué nos sirve esto? ¿Para mirarnos en el espejo del tiempo y descubrir que nos sucede a nosotros también hoy? ¿Cómo es nuestra relación con el Señor? ¿Distante, seca, superficial? Y, ¿estamos dispuestos a mejorarle, a bien regarla y abonarla para que dé frutos? La oración y los sacramentos pueden darnos la respuesta.