martes, 14 de julio de 2020

LA EXPERIENCIA DEL FRACASO

Mateo 11, 20-24 | Evangelio del dia, Evangelio, Partes de la misa
Es verdad que cuando experimentamos que nuestra siembra no tiene la recompensa de los frutos, el buen agricultor experimenta que su labor y trabajo ha fracasado. De la misma forma, cuando la proclamación de la Palabra no tiene eco en el corazón del que la escucha experimentamos un vacío interior de repulsa y de lástima.

Hoy leemos en el Evangelio que a Jesús le ocurrió algo parecido cuando, después de hacer la mayor parte de sus milagros, recriminó a aquellas ciudades donde los había realizados porque no habían respondido a su Buena Noticia.: En aquel tiempo, Jesús se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido: « ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido.

Queda meridianamente claro que la intención de Jesús es advertir del error a los habitantes de esas ciudades de darle la espalda a la proclamación de su mensaje o Buena Noticia de salvación. La misma frustración percibimos nosotros cuando experimentamos que la labor de nuestras catequesis no tienen los resultados que esperamos y que nuestras palabras se las lleva el viento. Quizás, también percibimos que nuestra vida no está a la altura del ejemplo que debe dar y, por lo tanto, la acogida de nuestra palabra no se produce.

Pero, sí podemos decir, con toda seguridad, que la de Jesús, el Hijo de Dios, si es verdadera Palabra y verdadero testimonio. Y no entendemos cómo puede pasar por nuestra vida sin respuesta. Sin embargo, ¿somos nosotros mejores? ¿Respondemos nosotros a la Palabra de Dios? Es hora, si nos lo tomamos en serio, de cuestionarnos y mirar para nuestro interior.