domingo, 4 de abril de 2021

¡HA RESUCITADO!

Jn 20,1-9

La muerte ha sido vencida y el triunfo, a pesar de los prolegómenos de incertidumbre, tristeza y dolor, se manifiesta en una alegría desbordante y en una esperanza que nos llena de gozo y fortaleza. Pero, podemos preguntarnos: ¿A quién seguimos? ¿A un muerto? ¡Indudablemente, eso sería un disparate absurdo y absoluto! ¡Está fuera de todo sentido! ¡Mi Dios es un Dios Vivo!

Un Dios eterno y un Dios que da Vida eterna. Precisamente, hoy, celebramos eso, el triunfo de un Dios, encarnado en naturaleza humana - hecho hombre - que triunfa sobre la muerte. Él, el Camino, la Verdad y la Vida, ha vencido a la muerte, al pecado y ¡ha Resucitado! Hoy nuestra alegría se transforma en esperanza y gozo que se eternizan para gloria de Dios.

Es posible que no entendamos, pero, ¿acaso no bulle dentro de nosotros - en nuestros corazones - un halito de eternidad? ¿Y eso por qué? ¿Es posible que no nos preguntemos quién ha puesto ese hálito de esperanza eterna en nuestros corazones? ¿No es esa la chispa - alma -  de eternidad que sentimos dentro de nosotros? 

Todo empezó con nuestro Bautismo. En esa hora nos revestimos de esa vestidura blanca - vestido para la boda (Mt 22, 11-12) - que nos hace hijos de Dios y nos vigoriza para cumplir con nuestro compromiso bautismal de hijos y discípulos. ¡Sin lugar a duda, Jesús, el Señor ha Resucitado! Y su presencia nos fortalece y nos anima en el recorrido de nuestra vida hasta la hora de compartir nuestra muerte a los pies de su Cruz.