jueves, 16 de enero de 2020

CONTACTO CON JESÚS

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Jesús se hace cercano porque esa es su misión. Ha venido para estar cerca de los hombres y, por eso, se hace hombre, igual en todo menos en el pecado. Está presente entre los hombres y anunciarles el Amor del Padre y su Infinita Misericordia. Y, por los méritos de su Pasión y Muerte, aceptada voluntariamente y también por Amor, nos rescata de la esclavitud del pecado y nos devuelve la dignidad de hijos de Dios alcanzando, por su Misericordia, el compartir su misma Gloria.

Pero, la cercanía de Jesús nos da también la posibilidad de entrar en contacto con Él, bien Eucarísticamente o por la Gracia indirecta de Dios a través de otras personas - caso del sacramento de la reconciliación -  y recibir no sólo la sanación corporal sino el perdón de los pecados. Exactamente igual que en sus tiempos cuando caminaba por este mundo, de cuerpo presente, acompañado por sus apóstoles y discípulos. Extendía sus brazos, se los imponía y tocaba a los que le suplicaban y pedían que les sanara.

Hoy, también, sigue sanándonos por medio de su real presencia en el sacramento Eucarístico, en la oración, o por intercesión de la comunión de los santos. Sólo necesitamos tener fe y confiar en Él, porque el Señor quiere nuestro bien y ha venido a salvarnos. Luego, ¿cómo no nos va a atender y hacernos el bien para que seamos felices? Es lo que precisamente Él nos ha ofrecido, la Felicidad plena y Eterna.

Confiando en tu Poder de sanación y, sobre todo, por tu Infinito y Misericordioso Amor, nos ponemos en tus Manos, Señor.