sábado, 27 de abril de 2019

¿DÓNDE HACES VISIBLES TU FE EN CRISTO JESÚS?

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Mc 16,9-15
Confesamos que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios hecho Hombre, pero, ¿dónde y cómo lo proclamamos? Porque, podemos decir y confesar que creemos en Él, pero no basta sólo con la nuestras palabras sino que también deben ir en la misma dirección nuestro estilo de vida. Y eso significa, no tanto en las obras, que muchas veces salen al revés de las intenciones que nosotros pretendemos, sino en nuestras buenas intenciones por hacer presente en Reino de Dios en este mundo. De ahí que siempre tratemos de actuar y obrar desde la acción del Espíritu Santo.

Hoy, el Evangelio, nos habla de como muchos de los apóstoles con creyerón, al principio, a las mujeres ni a aquellos dos que iban de regreso a Emaús. Leemos como, a pesar de haber escuchado lo que el Señor les había dicho y visto sus obras, les cuesta creer en el testimonio de las mujeres y los de Emaús. ¿No está a nosotros también sucediendo eso? Esa es la pregunta que nos cuestiona y que debemos reflexionar sin dejar de estar presentes y pedir su auxilio ante el Espíritu Santo.

Porque, solos no sabremos encontrar respuestas ni quitarnos la venda de nuestros ojos mundanos que nos impiden ver el Rostro del Señor Jesús. No cabe duda que algo tendremos que poner de nuestra parte, pues hemos recibido desde la vida hasta nuestras capacidades y talentos. Y somos libres para poder decidir y optar por un camino u otro. Por lo tanto, debemos ponernos en ese camino de escucha, de atención y de estar vigilantes a la Palabra y enseñanzas del Jesús.

Y eso lo hacemos en la medida que nos acerquemos a Él; en la medida que nos esforcemos en escucharle y estar atentos a oírle con la buena intención de vivir esa Palabra escuchada y hacerla vida en nuestra propia vida. Así, poco a poco, iremos descubriendo la medida de nuestra fe al mismo tiempo que tratamos de proclamarla. Porque, de lo que viva en tu corazón rebozará y saldrá por tu boca en tus palabras.