lunes, 7 de agosto de 2023

ESPACIOS DE SOLEDAD PARA REPONER FUERZAS Y CONTINUAR EL CAMINO.

No es cuestión de dejarse embriagar por el dolor hasta el punto de que el sufrimiento vaya dilatando nuestra capacidad de compasión y solidaridad. La Transfiguración es como un adelanto de la Resurrección y de la Gloria que nos espera. Es una parada en el camino, una búsqueda de soledad, de retiro, de meditación para un relanzarse de nuevo al camino fortalecido por la esperanza y la gloria de la Resurrección.

Es verdad que en el trajín del día y seducciones que a lo largo de él se nos presenta, nuestra debilidad se hace manifiesta. Pero, también es evidente, y mi experiencia así me lo manifiesta, la búsqueda de espacios de soledad, de reflexión y oración levanta el ánimo, restablece la fortaleza y ayuda fuertemente a emprender el camino con esperanza y alegría.

Constatamos que las lágrimas pueden traducirse en fecundidad si somos capaces de no quedarnos en la soledad, sino desde ella, y fortalecidos nos impulsamos a compartir y a servir. Cada momento de tristeza nos puede fortalecer si entendemos que son momentos de gloria, de calvario y de caridad. Solo en el dolor tenemos la oportunidad de amar y darnos por amor a los demás.

Indudablemente que no podremos hacerlos desde nosotros mismos pero, ¿y el Espíritu Santo, para qué está? Ha bajado a nosotros desde la hora de nuestro bautismo para ayudarnos y asistirnos en esos momentos de dolor y sufrimiento. En Él podremos resistir y salir victorioso con gozo y alegría.