martes, 23 de febrero de 2021

MENTE Y VOZ AL MISMO RITMO

 


No es cuestión de hablar, ni tampoco - la oración - consiste, como nos dice el Evangelio de hoy, en pronunciar muchas palabras. Se trata de ir al mismo ritmo la mente y la voz, la palabra y el corazón, lo que se dice y lo que se hace. Ese es el fundamento de nuestra oración, de modo que, no hay oración si no existe sintonía entre la palabra y la vida.

La coherencia es el espejo del compromiso de nuestra oración, de forma que, si no hay coherencia entre lo que decimos y hacemos, nuestra supuesta oración, no diremos que es falsa, pero sí vacía, inútil y sin ningún valor ante los ojos de Dios.

Se hace necesario, y es de sentido común tomar conciencia, al menos esforzarnos en hacerlo, que lo que decimos en nuestras oraciones se corresponda con lo que vivimos en cada instante y momento de nuestras vidas.

El Padrenuestro es la oración por excelencia, y en ella expresamos nuestra disponibilidad de amor a Dios y de someternos a su Voluntad.