Lc 1,26-38 |
El
premio a su disponibilidad fue la invitación a estar alegre y llena de la
Gracia de Señor. Con Él nada hay que temer. Para Él todo es posible, y así se
lo hizo saber anunciándole que su prima Isabel estaba en cinta. El camino
sabemos que es duro. Jesús no nos miente y nos lo ha dicho, pero, la
consecuencia de seguir por ese camino que Jesús nos señala es la alegría, la
paz y el gozo de la plenitud eterna.
Esa
es la propuesta del Señor que se esconde detrás de nuestro sí, tal y como hizo
María. Ese es el premio a la aceptación y seguimiento a su Palabra que se
esconde detrás de la cruz. Una cruz que es la prueba de nuestra fe y la que nos
traerá la alegría y la felicidad eterna, que buscamos en este mundo y nunca
encontraremos porque en él no se encuentra. Está en el Señor que nos promete
alegría. Así fue el anuncio a la Virgen: «Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo».
—La verdad es que no
apetece nada seguir a Jesús. Esa es la primera impresión que sentimos —dijo Pedro.
—Así es —respondió Manuel.
Nuestra naturaleza está inclinada a la materialidad y a la satisfacción. Y la
renuncia, el sacrificio y las privaciones no gustan a nadie.
—Se hace duro elegir ese
camino.
—Sí, pero, detrás se esconde esa felicidad que todos buscamos. Una vez que lo inicias vas saboreando y gozando que es ahí, detrás de esa puerta estrecha, que es caminar con Cristo, donde está el gozo y la felicidad.
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