Esta es la fe que
nos llena de esperanza y fortaleza. La
vida, que es un camino hacia la muerte en este mundo, por el nombre de Jesús,
el Señor, no termina aquí en este mundo sino que continúa en el mundo de la
eternidad al que todos estamos llamados.
Este es el fundamento
de nuestra fe, no hemos sido creados por el Señor para morir, sino para vivir
eternamente. Y este mundo es el paso, digamos el examen, para examinados de
nuestro amor y perdonados por la Infinita Misericordia de nuestro Padre Dios
vivir eternamente en su Gloria.
Y es esto lo que
verdaderamente nos anima y nos fortalece al experimentar que somos amados, conocidos
y tenidos en cuenta por el Buen Pastor, nuestro Señor Jesús. En realidad somo
ovejas de su rebaño. Un rebaño que pertenece a un Pastor que da su Vida
libremente, la entrega, por verdadero amor para libertar y salvar a sus ovejas.
Nuestra vida está
puesta en manos de nuestro Señor. En Él ponemos toda nuestra esperanza y en Él
nos refugiamos de todo peligro y amenaza. Él nos ha creado por Amor y somos semejantes
a Él. Si Dios es Amor, también seremos amor nosotros. Y eso lo notamos y
percibimos en nuestra vida. Experimentamos que el amor es la esencia y
fundamento de nuestro vivir de tal forma que sin amor nuestra vida pierde todo
sentido y nos es imposible sostenerla.
Conclusión: Hemos
sido creados por Amor y estamos llamados a vivir en el Amor. O dicho de otra
manera: Creados por nuestro Padre Dios para ser felices eternamente. Y solo
alcanzaremos esa meta cuando regresemos por amor a Él, al final de nuestro paso
por este mundo. De alguna manera es lo mismo que dijo San Agustín: «Nos
hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en
Ti»
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.