jueves, 6 de diciembre de 2012

PERDEMOS EL TIEMPO SI NO VIVIMOS LA PALABRA

 Texto del Evangelio (Mt 7,21.24-27): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».


 


 REFLEXIÓN

Porque no se trata de hablar, decir y parecer, sino de hablar decir y ser. Ser en el esfuerzo de hacer vida lo que hablo y digo. Porque eso se nota y cuando se nota produce efecto y se imita o llega al fondo del corazón de aquel que lo recibe o es testigo.

Y no siempre es así, pues cada cual es libre de aún viendo la palabra encarnada en la vida no reaccionan ni se mueven a ellos vivir y hacer lo mismo. Jesús no fue seguido por muchos que le escucharon, ni correspondido por muchos a los que hablo y curó. No vamos a ser nosotros mejores siendo muy inferiores a Él.

Pero eso no debe desanimarnos, sino aumentar nuestra fe y nuestros esfuerzos de encarnar en nuestras vidas la Palabra que reflexionamos y recibimos cada día en el Cuerpo y Sangre del Señor. No importa lo que digan ni lo que hagan, sólo nos importa la mirada del Señor. Él es nuestro público, y sabemos de como es su Misericordia y Amor. Y en Él, con Él y por Él debemos confiarnos abandonados a su Palabra y a su Amor.

Esa es la prudencia que Jesús nos indica hoy, ser prudentes y edificar nuestra fe sobre la Roca de su Palabra, porque solo Él es la Verdad, el Camino y la Vida.


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