sábado, 12 de enero de 2013

JAUN ENTIENDE BIEN SU PAPEL

Juan 3:22-30. 22 Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la...


Jesús es el enviado del Padre y al que hay que seguir, pues Él es el elegido que nos ha de salvar del pecado con su Muerte y Resurrección. Juan nos remite a Jesús y le señala como el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Se alegra de que eso suceda así y de que él vaya menguado y sea Jesús quien aumente en importancia.

¿Me siento yo así? ¿Busco yo al Señor en esa actitud? ¿Trato de que en mi vida, Jesús sea el principal, el artífice de mis acciones, el centro de mi actuar y ser? Son preguntas que sus respuestas nos pueden ayudar a discernir nuestra actitud y situación.

El Bautismo de Jesús responde a mi pregunta. Es el Espíritu Santo quien me sirve de orientación y orienta mi vida. Es Él quien me ayudará a encontrar el camino que vaya dando respuesta a todos esos interrogantes que se desprenderán en mi vida a lo largo de mi camino. Es posible que haya momentos de oscuridades, pero siempre estará la estrella que me dará luz y me guiará hacia Belén.

Por eso, el Bautismo principal es el de Jesús. Un Bautismo de fuego y Espíritu que nos alumbra nuestro rumbo y nuestro camino. Es la estrella del Bautismo que recibimos del Padre en el Hijo para que nuestro rumbo sea el verdadero y adecuado.

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