jueves, 17 de enero de 2013

YO TAMBIÉN TE PIDO ME LIMPIES, SEÑOR

 Marcos 1, 40-45. Entonces se le acercó un leproso para pedirle ayuda y, ...


Mi lepra es más grave, Señor, porque es una lepra escondida en mis apariencias y en mis caretas, que la esconden y no la hacen tan visible como la lepra física. Posiblemente necesita una curación más delicada y que lleva tiempo. Por eso te busco, Señor, y te pido que me limpies.

Necesito de tu purificación, Señor, y corro veloz a tu encuentro. Ayer te pedía que me infundieras la sabiduría de saber de quién me fío, y hoy vuelvo a acudir a Ti para que me cures, porque solo Tú lo puedes hacer. No entiendo que me envíes a silenciar tu curación, pues ardo en deseos de propagarlo, como ese leproso, a los cuatro vientos.

Porque también me gustaría que curaras a muchos familiares y amigos que están en mi vida. Te presento a muchos hermanos que presentan la misma enfermedad que yo, y quiero decirles que Tú les puedes curar. Eres el Médico de nuestras vidas y solo a Ti podemos recurrir con la esperanza de ser sanados.

También, te pido, Señor, que me muestres mis lepras, para que conociéndolas pueda cuidarme de que no se extienda, curarla y, más todavía, que no contagien a nadie. Dame la humildad de no reparar en miedos ni complejos para recurrir a Ti, y que mi vida sea vivida conforme a tus criterios. Amén.


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