lunes, 4 de agosto de 2014

¡NO TENGAS MIEDO!


Mt 14, 22-36


Por experiencia sabemos que la ruta de nuestra historia pasará por momentos críticos, tempestades, vaivenes y tormentas que azotarán nuestra barca y amenazarán con hundirla. También gozará de calma y buen tiempo donde la navegación será plácida y llena de esperanza.

Sin embargo, de una u otra forma, lo importante es saber, como los apóstoles aquel día, que Jesús está siempre con ellos, y también con nosotros. En medio de las tempestades de nuestras vidas Jesús nos repite, como aquel día a sus apóstoles, ¡no tengan miedo!, porque Yo estoy con ustedes. Y nada hay que temer, a pesar de nuestras dudas y tribulaciones.

Es posible que experimentemos hundimientos, zozobras, vientos fuertes que amenazan hundirnos, pero, como Pedro, gritemos ¡Señor, sálvame!, y Jesús nos tenderá su Mano salvadora para asirnos y sacarnos del peligro. No temamos el zarandeo que la vida nos sacude porque Jesús está con nosotros. Él es nuestra brújula y salvación, y nos orienta el camino de nuestra vida.

Él hace el milagro de los panes y peces para sostenernos hasta la hora que nos toque compartir con Él nuestra propia muerte. Hora de nuestra llamada, por su Misericordia, a compartir con Él el gozo y la eterna felicidad de la dicha de vivir en su Gloria.

¡Señor!, mi vida amenaza con hundirme en muchos momentos que mi debilidad duda de tu Poder y de tu Amor. Mi vida se agarra a las cosas de este mundo y olvida y descuida que Tú eres Quién la sostiene y Quién hace el milagro cada día de levantarla. ¡Señor, sálvame!

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