sábado, 23 de octubre de 2021

CON LA MISMA DIGNIDAD: HUOS DE DIOS

 

Ante Dios, nuestro Padre, todos somos iguales. Somos sus criaturas elevadas por su Amor Misericordioso a la dignidad de hijos, y queridos hasta la locura de, encarnado en naturaleza humana, ofrecer su Vida para rescatar y liberar la nuestra de la esclavitud del pecado.

Pero, como todos los hijos, unos han recibido más talentos y otros menos. La cuestión es que cada cual tiene que responder de los suyos, es decir, de los que ha recibido. Es el caso de la higuera. Una higuera se planta para  que dé frutos. Si no es así, algo debe suceder contrario a su objetivo y finalidad. No es natural ni tiene sentido que esté ahí y no dé los frutos esperados y exigidos. Por tanto, será lógico proceder a cortarla.

Ahora, ¿qué sucedió? La Misericordia de Dios es infinita y nos espera dándonos la oportunidad de que podamos cambiar, convertirnos y, por supuesto, dar frutos.

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