lunes, 23 de julio de 2012

SIEMPRE HAY UN POR QUÉ...

  - Mt 12, 38-42. Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Bran

no basta con la resurrección de Lázaro, ni de la hija de Jairo... tampoco con la sanación del paralítico o el ciego Bartimeo. ¡No!, queremos más y más, cada uno a su gusto. Ya el rico epulón pidió que enviasen el testimonio de un resucitado y le fue negado, pues si no hacen caso a Moisés, tampoco lo harán a un resucitado que se les aparezca.

Y hoy sigue Jesús curando, sanando y haciendo verdaderos milagros sólo propios del poder del Hijo de Dios, pero siguen exigiendo, tal como nos dice la palabra de Dios hoy, pruebas al gusto de cada uno.

En su libro, "Jesús está vivo", el misionero carismático Emiliano Tardif testimonia muchas curaciones que realiza el Señor en las oraciones y retiros carismáticos. Jesús sigue actuando, porque donde dos o tres se reúnan en su nombre, allí se hace presente el mismo.

Pero el testimonio y la prueba más contundente e importante es la propia Resurrección de Jesús. Al igual que Jonás, que estuvo tres días en el vientre de la ballena, Jesús, murió y fue sepultado, y Resucitó al tercer día, y sigue vivo entre nosotros, sanándonos y perdonando nuestros pecados y también nuestras dolencias y enfermedades.

Que nunca pongamos en duda, Señor, tu divinidad, porque Tú eres el Hijo de Dios hecho Hombre. Amén.

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