346 × 275 - Lc 11, 27-28
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No se trata de decir cosas bonitas, ni tampoco hablar de justicia, verdad y amor. Se trata del esfuerzo constante y permanente de lo que oyes, en este caso la Palabra de Dios, llevarla a la vida y concretarlo en tu familia, tu trabajo, tu círculo de amigos y tu tiempo de recreo y ocio.
Se trata de ser bombilla con patas y donde quieras que estés ser luz, camino y verdad para los que te rodean y comparten la vida contigo. Se trata en definitiva de cumplir la Voluntad de Dios. Son esos los verdaderos amigos de Jesús, y los verdaderamente dichosos.
Porque la dicha no se encuentra en la escucha y comprensión de la Palabra, sin en, después de escucharla y comprenderla, ponerla en práctica. Porque solo lo que se experimenta y se palpa convence y transforma.
Y eso es lo que dice Jesús: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan».
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