domingo, 4 de noviembre de 2012

DIOS SOBRE TODO...

 Marcos 12, 28-34


porque cuando nuestro Padre Dios ocupa el centro de nuestro corazón, todo lo demás vendrá por añadidura. Por eso, el amor a Dios, ocupa el primer lugar, porque no puede haber amor al prójimo si no hay amor a Dios.

O dicho de otra manera, el amor a Dios se hace realidad, se palpa y se ve en el amor al prójimo. De tal forma que, si no sirves por amor al que está a tu lado que lo ves y lo tocas, ¿cómo dices que amas a Dios que no lo ves? Ambos preceptos están unidos y el primero no se consuma si no se vive el segundo.

Por todo ello, necesitamos estar injertados en Jesús, porque sin Él nada podemos, y por su Gracia recibimos al Espíritu Santo que nos da todo lo que necesitemos para amar y servir. Y es que solo sirviendo a los hombres estaremos manifestando nuestro amor a Dios.

Todos nuestros actos litúrgicos y  de adoración al Señor cobran sentido y eficacia cuando están respaldados por nuestro servicio y actitud disponible a ser mejores con los demás. Sin esto toda nuestra vida se diluye en apariencias e hipocresía.

Pidamos al Espíritu Santo que nos fortalezca y nos de la paciencia y la fe de seguir pidiéndole que cada día seamos mejores personas y convirtamos más nuestro corazón al estilo de Jesús. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.