viernes, 14 de diciembre de 2012

NO ESCUCHAN SINO RECHAZAN

 Evangelio (Mt 11,13-19)


Así ocurre en esta vida, muchos son los que sin haber oídos rechazan toda propuesta que les habla sobre lo más importante de la vida. Y digo, lo más importante sobre la vida porque no se trata de algo que puede interesar relativamente, sino que es lo que afanosamente buscamos todos: La felicidad eterna.

Porque, ¿quién no está interesado en conseguir el mejor seguro del mundo? ¿Un seguro que le garantice la vida eterna en plenitud de gozo y felicidad? Supongo que, sin lugar a dudas, todos. 

Pues bien, muchos no escuchamos esa propuesta y, es más, la rechazamos aduciendo que son unos retrógrados, unos carcas, unos... aquellos que nos la proponen. Porque están anticuados, no disfrutan de la vida y solo piensan en sacrificios, abnegaciones y tristezas. Justifican sus rechazos aduciendo que la vida es para vivirla, pero están ciegos cuando firman por vivir unos cuantos años nada más.

Otros se justifican manifestando que aquellos que les proclaman y le hablan sobre esta propuesta son unos malos ejemplos. Beben y se emborrachan; se divierten y engañan, y son unos vivas la vida que falsean con su hipocresía la vida que predican dándose ellos una gran vida. Unos por defectos y otros por excesos, todos están rechazados previamente.

Y eso es lo que nos viene a decir, en mi humilde opinión, a grandes rasgos el Evangelio de hoy: Nunca estamos contentos y justificamos nuestro egoísmo rechazando todo palabra que nos incómoda y nos desinstala de nuestras comodidades y placeres.

Tratemos de ser más humildes y escuchar la Palabra que verdaderamente nos salva y nos da la verdadera y única felicidad.

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