domingo, 14 de enero de 2018

¿QUE BUSCAS TÚ?

Jn 1,35-42
Una pregunta está en el aire, pero no es una pregunta cualquiera, es una pregunta vital, porque dependiendo de su respuesta, tu vida tomará sentido o perderá el rumbo y se hundirá en el vacío y la desesperanza. Será muy importante esforzarnos en dar respuesta a esa pregunta fundamental. Puedes preguntarte qué buscas, y puedes responder: consumir y disfrutar de la vida; satisfacerme con viajes, diversiones y ocio; ser rico; hacer buenas obras y ser conocido y famoso; honores, fama y prestigio y muchas cosas más.

Sin embargo, todas esas cosas que puedes alcanzar no satisfacen tus ansias y deseos trascendentes. Porque, el hombre es un ser que trasciende su propia historia. Busca ser feliz y ser eterno, porque una felicidad que se le acabe, es decir, caduca, no le deja plenamente feliz. Y esa felicidad no la encuentra en el mundo que vive. Es un mundo caduco y que todo lo que contiene muere. Por lo tanto, el hombre tiene que mirar para arriba y buscar a Alguien que le satisfaga en esas ansias de felicidad.

En el Evangelio de hoy sucede algo muy importante. Juan el Bautista advierte a dos de sus discípulos que ese Hombre que pasa frente a ellos es el Mesías, es Aquel a quien ellos tienen que seguir. Y les invita a seguirle:  Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios». Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús.

A ti y a mí también nos han indicado y aconsejado seguir a Jesús. La pregunta es, ¿has hecho caso? Y también Jesús, en el caso que le sigamos nos pregunta: «¿Qué buscáis?». Ellos le respondieron: «Rabbí —que quiere decir “Maestro”— ¿dónde vives?». Les respondió: «Venid y lo veréis». Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día. Ahora, ¿qué respondemos nosotros? ¿Le obedecemos y pasamos con Él un día? Y conocido, ¿nos quedamos para siempre con Él. Son preguntas que cada uno de nosotros debemos preguntarnos y tratar de responder. Porque nadie las puede responder por ti.

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