jueves, 25 de abril de 2019

JESÚS SE LES APARECE A LOS APÓSTOLES Y CONFIGURA SU IGLESIA

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Lc 24,35-48
Estos cincuenta días Jesús los dedica a afirmar y consolidad su Iglesia. Se les aparece a las mujeres para que inicien el anuncio de la Buena Noticia, su Resurrección y sucesivamente se les aparece varias veces a sus discípulos para mostrarle todo lo que estaba profetizado sobre Él. Ya a los de Emaús les relata, desde Moisés, pasando por los profetas, hasta esos últimos días de su Pasión y Muerte. Y ahora toca mostrarle lo último, la Resurrección. Todo se ha cumplido.

Jesús apura sus últimos días, por decirlo de alguna forma, para instruir y alumbrar a sus apóstoles. Se les muestra y les invita a que palpen y toquen su Cuerpo y a comer con la intención de que disipen ese temor y esa idea de que es un fantasma. Y les da las últimas enseñanzas alumbrándoles y abriéndoles la mente para que comprendan lo que les dice: «Éstas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: ‘Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí’». Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas».

Y también nosotros, a través de los apóstoles y la Iglesia ahora, recibimos el mensaje de la Buena Noticia. Un Buena Noticia de salvación que nos llena de gozo, alegría y esperanza. Una Buena Noticia que nos salva ya desde ahora, en este momento y en todos los días de nuestro camino hacia la Casa del Padre. Cristo, con su Resurrección nos ha salvado y, aunque todavía tengamos que sufrir y pasar dificultades hasta entregar nuestra muerte, sabemos que el final será la Gloria si permanecemos y perseveramos en Él.

Ese es el objetivo que no debemos ni podemos perder de vista. Cristo ha Resucitado y eso significa que también nosotros resucitaremos también. Esa mirada fija en Él a lo largo de todos los días de nuestro camino nos fortalecerá y ayudará a sostenernos firmes y perseverar.

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