sábado, 10 de abril de 2021

SEMILLA DE FE

 

La fe es un proceso, lento y perseverante. No se produce, al menos normalmente, de repente y de forma espontánea. Es como una siembra, que empieza de pequeña y, poco a poco, va creciendo hasta llegar a dar frutos. Es un camino en el que, la semilla sembrada, germina y crece. Podemos equiparar la siembra como un encuentro con Jesús, en el que escuchando su Palabra - abono y riego - va creciendo en nuestro corazón esos frutos de amor que la Palabra de Dios produce en nuestro corazón - nuestra tierra buena -.

Una tierra - nuestro corazón - que con la frecuencia de los sacramentos - Eucaristía y Reconciliación - va germinando y creciendo hasta dar frutos. No cabe ninguna duda que las dudas persistirán y estarán siempre presente en nuestro camino. El diablo se encarga de eso y busca siempre la forma de seducirnos, engañarnos y tentarnos. El mundo está a sus pies y le ofrece muchos recursos. Él busca que nuestra semilla no eche raíces, no muera y, en consecuencia, se seque y no dé frutos.

En contrapartida, necesitamos perseverar unidos al Señor y a los hermanos en la fe. La parroquia es un lugar donde podemos fortalecernos y sostenernos firmes para que nuestra semilla de fe persevere y dé frutos. No tengamos miedo. Posiblemente, el riesgo, la incertidumbre e inseguridad nos ayudan a mantenernos cerca del Señor y a pedirle su auxilio. 

Experimentamos esa necesidad, como los apóstoles, de descubrir su presencia, de saber que está Vivo entre nosotros y que, caminando a su lado, podemos resistirnos al pecado y, por consiguiente, dar frutos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.