viernes, 15 de junio de 2012

EN ÉL, TODO SE HA CUMPLIDO

(Juan 19,31-37) "Era el día de la preparación de la...

Es una de las respuestas más convincente sobre la divinidad de Jesús de Nazaret. Todo lo en Él profetizado ha tenido perfecto cumplimiento. ‘No se le quebrará hueso alguno’. Y también otra Escritura dice: ‘Mirarán al que traspasaron’. Y así sucedió.

Todo se agolpa y acontece para que no haya duda, Jesús muere y resucita. Jesús es el verdadero hijo de Dios, porque su vida, entregada libremente y generosamente para salvación del hombre, por rescatarlo del pecado, y por amor atestiguan que es un hombre por encima de los hombres.

La Resurrección de Jesús es el fundamento de nuestra fe, y en ella se encuentra la razón de que Jesús es más que un prodigioso y extraordinario hombre. Su Mensaje y su Verdad está por encima de todo, y nadie ha podido ni igualar ni superar su estilo de vida y su doctrina.

Amar, deseo ardiente que palpita en lo más profundo del corazón del hombre, sorprende en labios de Jesús cuando invita, sobre todo, a amar a los enemigos, a aquellos que se burlan, te desprecian o calumnia. Amar hasta el perdón, si es necesario con la vida, nadie lo ha podido superar ni pensar.

Y experimentar que muchos hombres, ¡millones de hombres y mujeres!, han dado su vida por vivir a su estilo, en su amor y por su amor, es el testimonio palpable de que Jesús es el Hijo de Dios. Y no unos hombres alucinados y drogados, sino todo lo contrario.

Unos hombres rudos, hechos en el trabajo duro de la mar, o en el de complicado recaudador de impuestos, o duros de molleras y cínicos para creer. Hombres que ante la Resurrección de Jesús no tuvieron otro camino sino el de dar su vida como Él. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.