Evangelio según san Mateo 5, 20-26. Dios toma en serio nuestra vida y ... |
Porque el cumplimiento termina donde la ley acaba, y todo está hecho y dicho. Pero con la ley no basta, porque no está hecho el hombre para cumplir la ley solamente, sino que es la ley la que está en función del hombre y para su bien.
Así que cuando la ley no llega con plenitud a satisfacer el bien del hombre, debe ser mejorada y puesta en su función. En esta línea no está el hombre para el sábado, sino el sábado en función del hombre. También, no está el descanso para hacer producir más al hombre, sino en función de procurarle paz, sosiego y equilibrio en su vida familiar y humana.
Las leyes no se quedan en lo que expresan de negatividad, sino que están para el bien común y para fortalecer al hombre en el amor. Así, no se trata de simplemente no matar, sino de defender la vida en todos sus aspectos: justicia, descanso, verdad, libertad, educación...etc.
No se trata de actos materiales consumados, sino todo aquello que tiene su origen en el corazón y desde dentro vomitan muerte y venganza. Así, el insulto, la blasfemia, la falta de respeto... intoxica tu corazón y lo inunda de desasosiego y desesperanza.
Se trata de ponerlo en paz, de vivenciar tu vida tal y como tú quieres y deseas que hagan contigo. Es más, se trata de olvidarte de ti, y buscar lo que hace bien al otro. Experimentas que no es una ley de "no hagas...", sino una ley de "haz y haz...", es decir, de amar y amar por encima de todo, porque el amor no busca sino el bien desinteresadamente. Sobraría la ley para el amor.
Transforma, Señor, nuestro corazón tan atado a la ley, en un corazón abierto a la vida del desprendimiento, de la generosidad, del compartir, del vivir en el amor que busca y procura el bien del hombre. Amén.
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