martes, 30 de junio de 2020

MOMENTOS DE TEMPESTADES

MATEO 8, 23-27 | Seguir a jesús, Frases religiosas, Evangelio

 Mt 8,23-27
Vivimos un tiempo donde el Evangelio de hoy se puede aplicar muy bien a estos momentos de tempestades, olas gigantes y dificultades que amenazan poner nuestra Vida Eterna en peligro. Si ya tenemos peligros que se derivan de nuestra propia naturaleza humana, débil y herida por el pecado, cuánto más cuando el mundo, demonio y carne nos tientan y amenazan con esta manera de manipularnos y despojarnos de nuestros derechos a pensar libremente. Indudablemente, navegamos en unos mares tempestuosos y bravos que amenazan con hundir nuestra Barca de salvación.

Sin embargo, y a pesar de nuestros miedos, sabemos que Jesús está con nosotros. Él nos lo ha dicho y, su Palabra siempre se cumple. Y así, tal como nos lo dice el Evangelio hoy, Jesús interviene y suaviza esas tempestades y obstáculos que amenazan nuestra vida. Pero, más la Vida verdaderamente importante, la Vida Eterna.

Jesús siempre está con nosotros. Eso es Palabra de Dios, porque es su misma promesa, y nosotros tenemos y debemos confiar en Él. La Iglesia, la Barca en la que navegamos, estará siempre protegida y los poderes del Maligno no podrán con ella - Mt 16, 18 -. Eso debe darnos tranquilidad aunque en algunos momentos la oscuridad nos ciegue y llegue a desesperarnos, tal y como ocurrió en aquel momento a los apóstoles cuando sufrieron la tempestad y Jesús parecía estar durmiendo.

Igual nos puede suceder a nosotros hoy. Hay muchos momentos en nuestra vida que Jesús parece ausente y pensamos que se ha ido y que estamos a merced de los poderes del maligno. No perdamos nunca la esperanza de sabernos asistidos y acompañados por y con el Espíritu Santo. Ese mismo Espíritu Santo que acompañó a Jesús al desierto y vino a nosotros en la hora de nuestro bautismo.

lunes, 29 de junio de 2020

PEDRO Y PABLO

Pin en Deus
Mt 16,13-19
Hoy celebramos el día de Pedro y Pablo, las dos columnas donde se edificó la Iglesia que Jesús ha elegido y ha establecido poniéndolos como sostén de la misma. Pedro, un humilde pescador sin preparación ni cultura que no entiende nada y que, asustado y temeroso, le niega la noche de su prendimiento. Y, Pedro, un erudito de la ley judía, bien formado y comprometido en acabar con esa proclamación del Jesús resucitado que los cristianos proclamaban.

Como podemos observar, la Iglesia se edifica y construye sobre dos grandes pecadores, uno que le niega y otro que le persigue, y, me atrevería a decir, que muchos dentro de ella seguimos siendo grandes pecadores y la defraudamos en muchos momentos. El milagro de la Iglesia, como institución  civil y eclesiástica, es que, formada por pecadores persevera y se mantiene firme y fiel a la consigna de su fundador, Jesús, el Hijo de Dios Vivo. Una Iglesia que, perseguida hasta el deseo de aniquilarla se mantiene erguida, firme y viva a pesar de estar formada por pecadores heridos y tentados por el pecado y el demonio.

Mundo, demonio y carne son las tres amenazas que tratan de echar abajo esa Iglesia que Jesús deja en manos de sus discípulos, de manera muy particular a cargo de Pedro, en su organización interior y jerárquica, y a Pablo, como altavoz de una Iglesia que sale al mundo y proclama que Jesús es el Mesías enviado para salvar al mundo. Un Mesías que nos pide hoy, como les pidió a sus apóstoles, que pensamos de su Persona. 

Porque, todo dependerá de quien creas tú sobre quien es Jesús. Porque, si no crees que es el Hijo de Dios, nuestros esfuerzos serán en vano. Ya lo dijo Gamaliel -Hch 5, 34-39 - en cierta ocasión al sanedrín. Y una prueba de ello es que la Iglesia, a pesar de los pecados de Pedro y de Pablo, y de todos nosotros, está en pie y se sostiene firme. Está claro, es la presencia del Espíritu Santo que la guía y la sostiene hasta la segunda venida del Salvador y Mesías, que nos ha prometido venir a buscarnos para llevarnos a las moradas que nos prepara - Jn 14, 2-3-.

domingo, 28 de junio de 2020

ACOGER, EN ESTE MUNDO SIGNIFICA PERDER

Fano
Mt 10,37-42
Es lo que suele pasar cuando tú tratas de acoger a otro. Si ese otro es un pobre, un señalado, un mal tratado o un señalado por otros. Si tratas de acogerlo te complicas la vida y, posiblemente, empiezas a perder tu vida. Esta vida. Eso a nadie se le esconde y la solución que le damos es evadirnos, mirar para otro lado y significar que eso no va conmigo. Pensamos que así ganamos el mundo y no nos damos cuenta que lo perdemos, porque, este mundo en caduco y termina pronto. El que verdaderamente importa es el que es eterno. Y ese lo ganamos perdiendo este, es decir, gastando esta vida en buscar la verdad y la vida.

Jesús nos lo repite muchas veces y su Palabra nos lo deja muy claro: »Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado». Nos está diciendo que en la medida que le amemos amaremos más a los demás. Porque, estando unidos al Señor y tratando de seguirle, estamos también más comprometidos con los demás, ya que, en la medida que trabajes por el bien de los demás le estás amando y reflejando el Amor de Dios a través de ese amor humano. 

Sin embargo, el centro de tu amor tiene que ser Jesús. Él es el Camino, la Verdad y la Vida y sin Él no podemos comprometernos a amar a los demás, porque, nuestra naturaleza es débil y está herida por el pecado. De manera que, sin la Gracia de Dios, nuestro amor sería muy limitado, interesado y hasta egoísta. Por eso, Jesús es el centro de nuestra vida y nuestro Padre Dios tiene que estar por encima de todo, porque, será de Él de donde sacaremos la fuerza y la fortaleza para poder amar como Él nos ama.

Y no olvidemos esa promesa que el mismo Jesús nos promete: Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa. Y eso sólo lo podremos realizar con y por la Gracia de Dios

sábado, 27 de junio de 2020

ESA DEBE SER NUESTRA ASPIRACIÓN, A TENER UNA FE COMO LA DE AQUEL CENTURIÓN

Evangelio del Día | Evangelio, Evangelio segun san lucas ...
Mt 8,5-17
No se trata de hacer cosas, pues, pensándolo y mirándolo bien, Dios no necesita que le ayuden y Él sólo se basta para todo. Se trata de creer en Él y confíar que toda nuestra vida depende de Él. Hoy, el Evangelio nos habla del ejemplo o testimonio de ese centurión que confío tanto en Jesús que le pidió que desde donde se encontraba podía sanar a su siervo. 

Y, humildemente, se comparó con él, ¡un simple centurión!, que teniendo poder para decirle a uno, haz esto, y lo hace, y a otro, ven aquí, y viene...etc ¡Cuánto más tú, Señor, que puedes dar la vida! Porque, quien tiene poder sobre la muerte para devolver la vida es el Señor y Creador de todo. Es el Dios que todos quieren tener y encontrar. Es el Dios de la Vida y la muerte. El Dios de la Felicidad Eterna que todos buscamos y perseguimos.

A nosotros también puede ocurrirnos que sintiéndonos fuertes y, en cierta medida poderosos, tengamos mucha gente a nuestro cargo y bajo nuestro mando, pero, ¿pensamos como aquel centurión? ¿Y tenemos ese aprecio y amor a aquellos que están bajo nuestras ordenes? ¿Nos preocupamos por ellos hasta el punto de, siendo incrédulos, pedir ayuda al Dios que nos promete la vida y la resurrección? 

Porque, ese Dios que, quizás, se nos resiste, es el Dios que nos anuncia ese Jesús histórico, que pasó por este mundo haciendo el bien y sanando a las personas enfermas, tal es el caso del siervo del centurión. Ese Dios que te revela el amor del Padre y, en su nombre, te ofrece, por la fe, la Vida Eterna.

viernes, 26 de junio de 2020

HOY TAMBIÉN JESÚS QUIERE LIMPIARTE

Que DIOS te bendiga
Mt 8,1-4
Es evidente que Jesús quiere limpiarnos, pues, no obstante ha dado su vida por nosotros. Luego, ¿cómo no va a querer limpiarnos? Ahora, el problema no está en su Voluntad, que, incluso, nos busca para limpiarnos, sino en nosotros que, igual no le creemos o no nos dejamos limpiar. No entendemos cómo y de qué manera tenemos que decírselo o si realmente creemos o no, porque la fe no se compra ni se adquiere por voluntad propia. Simplemente es un don de Dios, y sólo Él entiende y sabe lo que hay en el fondo de nuestro corazón y de qué manera pedimos.

Por eso, confiado en que Dios me busca, me quiere y me escucha, yo quiero creer, aunque perciba o no vea que mis deseos, por otra parte quizás mal pedidos, sean cumplidos según mis observaciones, confiar ciegamente en que Dios, mi Padre, sabe de mí y también, ¡por supuesto!, lo que me conviene y la medida de mi fe y de hasta dónde me fío de su Palabra y de Él.

En ese sentido, pienso que aquel leproso pedía con fe, verdadera fe. Y, Jesús lo supo y lo leyó en su corazón. De ahí que su deseo fue cumplido en aquel momento. Eso me conecta en este momento a la película del Padre Pio, que decía que si Dios quiere, lo que le pides puede cumplirse en el mismo momento que lo pides, valga la redundancia. De ahí, yo deduzco, que mi fe no alcanza todavía la medida que Dios quiere de mí, o que mi confianza no está lo suficientemente madura para, aunque yo me lo diga, crea realmente en el poder del Señor.

De cualquier manera no me preocupa mucho porque seguiré insistiendo, tal y como Él me lo dice - Mt 7, 7-12 - y, a pesar de mis defectos e imperfecciones, continuaré en el esfuerzo y la actitud de creer y fiarme de la Palabra del Señor. Ya llegará el momento, por la Gracia del Señor, que vendrá la Luz y todo se verá como quiere el Señor.

jueves, 25 de junio de 2020

UNA FE SOBRE ROCA

Pero el que oye y no obedece es como una persona que construye una ...
Mt 7,21-29
Todos entendemos que los fundamentos de una buena obra tienen que estar apoyada sobre roca firme. A nadie se le ocurre construir una casa sin que las columnas que la sostienen estén apoyadas en tierra firme. Sería un disparate, porque a la menor zozobra se vendría abajo. Luego, ¿cómo es posible que, a pesar de tanta experiencia, sigamos edificando sobre arena?

Porque, edificar sobre arena es apoyar tu vida en las cosas de este mundo. Un mundo caduco donde no hay nada que perdure. La felicidad que buscamos en esta vida es una felicidad pasajera, una felicidad que apoyamos en el fin de semana, ¡quienes tiene trabajos y salud!, y los que no, a sufrir. Pero, es que ese fin de semana, estamos cansados de vivirlo, no dura nada y llega el lunes con los mismos o más problemas. Y eso contando que lo hayamos pensando bien. 

Y, todo, en el mejor de los casos no nos deja satisfechos ni plenos de felicidad, porque, el lunes empieza de nuevo la misma historia y la misma lucha. ¿Qué felicidad buscamos? ¿Y dónde la buscamos? ¿Acaso te conformas con una felicidad pasajera, de unas horas? ¿No te has dado cuenta todavía que la felicidad que buscas y quieres está impresa en tu corazón? ¿No has llegado a entender que si eres semejanza del Dios Trino - Hagamos al hombre a nuestra imagen y... - Gn 1, 26 - estás llamado a ser eterno como Él y a compartir su Gloria eternamente porque así Él lo ha querido? ¿Y no ha venido el Hijo, nuestro Señor Jesús a decírnoslo? Luego, ¿en qué estás pensando? ¿Cómo puedes estar gastando y derrochando tu vida miserablemente?

Pongámonos en camino y tratemos de adecuar nuestra Palabra con nuestra vida, de tal manera que nuestras obras se correspondan con nuestras palabras según la Voluntad de nuestro Padre Dios. Porque, sólo a Él llegamos a través del Predilecto, del Hijo que nos señala el Camino, la Verdad y la Vida.

miércoles, 24 de junio de 2020

LA FIGURA DE JUAN BAUTISTA

Bautismo de Jesus | Bautismo del señor, Bautismo de jesus, Bautismo
Lc 1,57-66.80
Es todo un misterio, porque, desde niño fue elegido para ser el precursor y el enviado a preparar el camino al Mesías prometido, al Hijo de Dios y a Aquel que debía de venir a liberarnos del pecado. No sé ni quiero adentrarme en ese misterio cómo Juan cumplió con su misión. Una misión que desde niño le apartó de toda tentación mundana de su época y que le lleva al desierto a prepararse para tal misión.

Lo real y verdadero es que Juan cumplió con esa misión que le fue encomendada. Sé que la Gracia de Dios estaba con él y que el Espíritu de Dios le asistió en esa misión que le había sido encomendada, pero, también sé que era un hombre como yo, que sufrió y tuvo que poner mucho de su parte. Sé que tuvo sus dudas y vacilaciones en algún momento de su vida, pero también sé que se abandono en las Manos del Dios que le había enviado a anunciar y preparar el camino de su Hijo, el Mesías que había de venir a salvarnos y redimirnos.

El Evangelio nos dice que Juan vivía en lugares desiertos: El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel. Y es que, para prepararse y dar a conocer al Señor hay que, primero, aislarse, meditar y fortalecerse de y por la Gracia que el Espíritu infunde en nosotros para que, iluminados, favorecidos y disponibles, hagamos su Voluntad. Y fue eso lo que hizo Juan, dar cumplimiento a la elección que Dios hizo en él.

¿Estamos también nosotros dispuestos a, poniéndonos en sus Manos, hacer su Voluntad? Porque, tenemos que estar seguros, ¿lo estamos?,  que Dios ha pensado en una misión para cada uno de nosotros. Descubrir qué quiere Dios de nosotros está en estrecha relación con nuestras habilidades, talentos y cualidades recibidas. Esforcémonos en darlas en servicio gratuitamente y el Espíritu Santo hará lo que nosotros no sepamos o podamos hacer.

martes, 23 de junio de 2020

UN TRATAMIENTO IGUALITARIO

La puerta estrecha | Frases reflexion, Puertas, Vida
Todos entendemos y estamos de acuerdo que deseamos un trato de igualdad tal y como los demás son tratados. Es decir, yo quiero ser tratado de la misma forma que tú lo deseas para ti. Pero, ¿y respecto a los enemigos? Parece una contradicción que si soy tratado con ofensas por alguien - enemigo - yo le trate bien. Sin embargo, nada más lejos de contradecirse, sino de hacer pleno la capacidad de amar.

Porque, a todos nos gustaría que, nuestros errores sean perdonados; a todos nos gustaría que los demás no nos hirieran con sus iras o no nos ofendieran con sus insultos o no nos juzgaran con sus juicios y que nos amaran a pesar de ser enemigos. Todos quisiéramos ser perdonados cuando estuviésemos en calidad de detenido por enemigo. Todos quisiéramos ser bien tratados y considerados hijos del mismo Padre, que se portarán con nosotros de la misma forma que lo hace el Padre.

Esa es la puerta estrecha por la que tenemos que entrar. La puerta del amor abierto a todos, a los que son amigos y a los que no lo son. Esta es la puerta angosta que nos exige amar incluso a los enemigos. Esta es la perfección de la Ley que ha venido a traer nuestro Señor Jesús, un amor pleno y maduro que acoge y salva  a todos los hombres.

No hay correspondencia lógica entre el amar como a ti te gustaría ser amado, sin una gratuidad que sobrepasa esa equivalencia humana a la que nuestra razón está sujeta. No se trata de dar según recibes, ni hacer un favor por otro favor. Se trata de dar y darse de forma gratuita y sin condiciones. Simplemente por puro amor. Un Amor como experimento que el Padre me da, de manera gratuita, a mí. Porque, el Padre me ama a pesar de mis errores, mis defectos, mis malas intenciones y pecados. Es esa la manera que el Padre quiere que también yo ame. Por y para eso me ha creado con un corazón semejante al Suyo.

lunes, 22 de junio de 2020

JESÚS TE ANUNCIA QUE LA SALVACIÓN ESTÁ EN TUS MANOS

S. Mateo 7.1-2 | Versículo de la biblia, Biblia, Biblia reina ...
Cada día, si rezas el Padrenuestro, descubres que tú, claro, se sobreentiende, con la Gracia de Dios, tienes tu salvación en tus propias manos. Primero, porque, de ti dependerá el fiarte y confiar en la Palabra de Jesús, que te habla del Amor Infinito de tu Padre Dios y de sus planes para que puedas compartir con Él su Gloria en plenitud de felicidad eterna. ¡Qué gran Noticia!

Y, segundo, porque, decidirte a seguir al Señor te exigirá darte cuenta, y muchos no lo advierten, que tendrás que hacerlo unido e injertado en Él. Para esa dificilísima misión tendrás la asistencia del Espíritu Santo, que ha descendido sobre ti en la hora de tu bautismo. Sin Él te será imposible por mucha voluntad que tú despliegues y pongas. Necesitas contar y dejarte empapar por la Gracia de Dios, pero, también es necesaria, porque así lo ha querido tu Padre Dios, tu decisión de creer en Él y seguirle. Tu Padre Dios te ha creado libre para que tomes esa decisión.

Y esa decisión y salvación para ser efectiva pasa por el perdón. Primero, el dejar entrar en tu corazón la Infinita Misericordia de Dios y acoger libremente y humildemente su Perdón Misericordioso. Y, segundo, de la misma forma que eres perdonado, perdonar tú también. Lo dices cada día cuando rezas el Padrenuestro y, encontrarás tu salvación si eres capaz de perdonar a todos aquellos que te ofenden, sea la ofensa que sea. ¿Por qué? Porque, así te perdona tu Padre Dios.

Y en la medida de tu perdón será la medida de la misericordia que recibirás. Así que, si perdonas mucho y de corazón, también tú serás perdonado. Y es ese perdón el que te abrirá las puertas del la Gloria del Padre que te espera con los brazos abiertos para compartir su Gloria Eternamente contigo. ¡Dios mío, vaya noticia!

domingo, 21 de junio de 2020

LA FE, UN COMPROMISO QUE COMPROMETE

Simon-Dewey_Lord+Save+Me.jpg] (With images) | Simon dewey ...
Si no tuviera fe no estaría comprometido con todo aquello que no estuviese contenido en mis egoísmos. Porque, sin fe, lo que me satisfaría sería lo inmediato, lo humano, el placer, el poder y la riqueza que dan satisfacción a lo que me pide mi humanidad. Sin fe, yo sería el centro y buscaría poner la vida a mi servicio y a mis intereses. Pero, la fe compromete, y compromete con todo aquello en lo que crees. De modo que, creer en Jesús de Nazaret compromete y exige que esa fe se note y se manifieste.

Por eso, nuestro primer compromiso arranca desde la hora del Bautismo. El Bautismo nos compromete y en él recibimos la Gracia que nos acompaña y nos asiste en los momentos que, por sus dificultades, necesitamos dar testimonio de esa fe. A partir del bautismo nos acompaña el Espíritu Santo y, por Él, con Él y en Él encontraremos la sabiduría, la fortaleza y el valor para dar testimonio de nuestra fe.

La fe, por supuesto, no es un tranquilizante sino todo lo contrario. Seguir a Jesús nos exige dar testimonio de esa fe, porque, primero, es un Tesoro que todos, conociéndole, le buscarían sin cesar y, segundo, porque sería contradictorio esconderla y guardarla sin darla a conocer a los demás. Además, es innato y espontáneo anunciar la Buena Nueva que todos buscamos, porque en ella está esa felicidad eterna que nos llena de gozo y verdadera felicidad.

Todos sabemos lo que nos ofrece este mundo y, también, cuáles son sus criterios. Indudablemente que se busca el amor, pero se busca donde no está ni se puede encontrar. Porque, erróneamente, se piensa que la felicidad está en el dinero, el poder o el placer, y ahí nos estrellamos unos tras otros. Y esa búsqueda nos lleva a las injusticias, a los enfrentamientos, explotaciones, mentiras, engaños, odios, venganzas...etc. 

Y, sabiéndolo caemos en él una y otra vez. Sin embargo, experimentamos que el amor es la única solución y que también la única puerta que nos lleva a la verdadera y única felicidad. Esa felicidad que no se evapora, que perdura y permanece y que, llegada la hora, se convierte en plena y eterna.

sábado, 20 de junio de 2020

EL CORAZÓN DE MARÍA DESCANSA EN EL DE JESÚS

Jesús de 12 años en el templo de Carl Bloch (con imágenes ...
Lc 2,41-51
El corazón de una madre está también en el del hijo. Una madre vive pendiente de sus hijos y su corazón palpita al ritmo del de sus hijos. Ayer celebrábamos la festividad del Sagrado Corazón de Jesús, y hoy lo hacemos con el Inmaculado Corazón de María, su Madre. Y es que, María, su Madre, vive pendiente de su Hijo. En ella, su corazón palpita al ritmo de su hijo. Ella fue la puerta por la que su Hijo viene a este mundo y toma humanidad para, desde lo humano, cercano a nosotros, indicarnos y llevarnos a lo Divino.

A María, Madre de Dios, le sobrepasaba ese misterio. No cabe en nuestras cabezas humanas, pero, podemos y tenemos la posibilidad de fiarnos, de abrirnos a su Palabra y a su Gracia y recibir el don de la fe. Ese camino, recorrido por María, también nuestra Madre, nos señala el camino para seguir los pasos de su Hijo y, a pesar de nuestras limitaciones humanas, confiar en la Palabra y las señales que nos indica Jesús, el Hijo de Dios.

Supongo las contradicciones y dificultades con las que se pudo encontrar María. Desde la Anunciación de su concepción hasta el pie de la Cruz. Supongo que ese camino estuvo lleno de dificultades y acontecimientos, como el que narra hoy el Evangelio de Lucas, que para María, junto a José, fueron incomprensibles y difíciles de aceptar. Sin embargo, María los guardaba en su corazón con gran paciencia y fe. Así nos lo dice Lucas: Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.

viernes, 19 de junio de 2020

PADRE E HIJOS

EVANGELIO - SAN MATEO 11,25-30 (con imágenes) | Evangelio san ...
Son dos palabras simples y sencillas: Padre e hijos. Si Dios es nuestro Padre, nosotros, por lógica, somos sus hijos. Y si hijos, todos seremos hermanos. Y eso nos implica en amarnos como el Padre nos ama. Así que por lógica y sentido común, hemos sido creados para, siendo hijos de un mismo Padre, seamos hermanos. Y esa relación nos compromete a amarnos, soportarnos y servirnos los unos a los otros. Y dentro de ese amor el perdón y la misericordia ocupan un lugar central.

Seguir a Jesús es enamorarse de Él. Y te enamoras cuando le dejas entrar en tu corazón y experimentas que su Palabra coincide y tiene eco dentro de ti. Experimentas que eso que oyes es lo que buscas; experimentas que eso que entra dentro de ti es lo que te da plena felicidad. Experimentas que cuando te abres con humildad y sencillez, la Palabra llega a tu corazón y la inunda de paz y gozo.

Entonces, te das cuenta que lo que ha dicho Jesús se cumple en ti cuando te abres humildemente a su Palabra: En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar ».


Se hace necesario confiarnos a Jesús, nuestro Señor, y humildemente, como si de niños se tratara, acércanos a Él con sencillez, humildad y confiados a y en su Palabra. Nuestra salvación está en nuestra proximidad a Él, en nuestra cercanía y apoyo en su Palabra y presencia. Porque, Él da descanso a nuestra fatiga y cansancio y fortalece nuestro camino haciendo llevadero nuestro yugo y ligera nuestra carga.

jueves, 18 de junio de 2020

UNA ORACIÓN QUE LIBERA

Hágase tu voluntad padre... (con imágenes) | Oración diaria ...
Mt 6,7-15
Posiblemente caigamos en la trampa de buscar oraciones bien construidas y con una metodología estudiada y disciplinaria. Todo eso puede que esté bien, pero nunca, al menos a mí, me ha llenado plenamente. Porque, entiendo la oración como una relación amorosa con el Padre. Ese Padre Dios que se te ha revelado en el Hijo y te ha descubierto su Amor Infinito y Misericordioso sin condiciones y abierto a tu elección libre. Es un Padre Dios bueno que te ofrece la felicidad eterna.

La oración, por tanto, no puede ser una relación apoyada en técnicas de comunicación, sino una actitud nacida de la necesidad de ir unido a tu Padre Dios, porque le necesitas para vencer tus propias pasiones, nacidas de tu naturaleza herida por el pecado y para crecer y superar cada día las dificultades y tentaciones que te amenazan con alejarte del Señor.

Se trata, pues, de una relación filial, es decir, de un Padre que te da confianza y que te auxilia en todo lo que realmente necesitas para ser feliz. Un Padre que te da confianza y te libera de las posibles caretas que llevamos con nosotros y con las que escondemos nuestras debilidades, nuestras pobrezas o mostramos nuestros méritos y éxitos. Un Padre que nos invita, nos da fortaleza y nos llama a presentarnos tal y como somos, sin escondernos de nuestros defectos, pero mostrando nuestras ganas y deseos de crecer y ser mejores en la vivencia de nuestro amor.

Un Padre al que llamo Padrenuestro, y que nos implica a todos como sus hijos, relacionándonos a los unos con los otros. De ahí se desprende nuestra actitud solidaria, porque, no es un Padre mío, sino un Padrenuestro. Y un Padre que nos llama a vivir en la verdad y la justicia. Una verdad y justicia social y comunitaria, porque, no sólo le importo yo sino que le importan todos. Y, desde Él, acoger su Misericordia para todos.

miércoles, 17 de junio de 2020

DIOS ESTÁ ESCONDIDO EN TU SER Y OBRAR

Cruz Catóilca — #EvangelioDelDía Evangelio según San Mateo...
Mt 6,1-6.16-18
No tienes por qué preocuparte, Dios lo ve todo y está en todas partes, incluso a donde nadie puede llegar ni verte. Por eso, actúa siempre como si tus obras fuesen vistas por muchos, porque, tu público es Dios. Él siempre está en ti, se esconde en ti y presencia todos los actos de tu vida, incluso hasta cuando duermes. ¿No es hermoso descubrir que Dios, tu Padre Bueno, está siempre en tu presencia y mirando tu actuar en cada instante?

Y así, tu actuar debe ser siempre realizado con la mejor intención sin buscar halagos, ni lucimientos ni méritos ante los otros, sino, humildemente, consciente de la presencia de Dios y oculto ante su mirada. ¿Dónde y cuándo nos da Jesús testimonio y ejemplo de su actuar escondido en su Padre Dios? ¿Acaso olvidas sus aproximadamente treinta años de su vida oculta en Nazaret? Esos años en los que Jesús vive de manera oculta, desapercibido y sin llamar la atención de nadie. Esos años en los que sabe que su Padre del Cielo está mirándole y acompañándole.

También nosotros debemos ser conscientes de esa presencia de Dios en nuestra vida. Nuestro actuar siempre es mirado por nuestro Padre Dios, y, consciente de ello, debemos actuar como si en público se tratara, porque, Dios es nuestro público. Por ello, no debemos preocuparnos de que nuestros buenos actos sean conocidos o no por el público en general o por los que nos rodean. Sólo Dios nos basta y Él lo ve todo hasta, incluso haciendo lo que no queremos, leer en lo más profundo de nuestro corazón.

Por eso, busquemos siempre el actuar como si delante del gran público estuviésemos, porque, lo único y verdaderamente importante es saber que estamos en la presencia de nuestro Padre Dios y, Él, que nos ve y nos mira, sabrá la verdadera intención de nuestro corazón. Y, nadie como Él, sabrá valorar todas nuestras obras por muy pequeñas e insignificantes que sean. Porque sabe, mejor que nadie, la verdadera medida de amor con las que las hacemos.

martes, 16 de junio de 2020

LA ASIGNATURA PENDIENTE

Mateo 5, 43-48 (con imágenes) | Amad a vuestros enemigos ...
Para el creyente que cree y quiere creer la asignatura pendiente es el amor. Pero, no el amor a tus amigos, tus compañeros con los que compartes la fe, tus familiares y otros muy cercanos, que, no siendo fácil amarles, está dentro de tus posibilidades naturales. Porque, lo natural y lógico es amar a aquellos que te aman, y esos compañeros, amigos y familiares, que se supone te aman, son los que más fácil tú puedes amar.

Pero, ¿qué me dices de los que te perjudican, te hacen la vida imposible y se declaran como tus enemigos? Esos no están escritos en tu corazón como posibles personas a amar. Lo natural es que los repele y los alejes de tu presencia. Amar a los enemigos es algo que va contra tu propia naturaleza. Luego, ¿cómo es posible amarlos? Es algo imposible por mí mismo. Mi corazón no puede doblegarse a ese odio y venganza contra mis enemigos. Y, Tú, Señor, me dices que si quiero seguirte tengo que pasar por amar incluso a mis enemigos. ¿Cómo puedo hacerlo, Señor? ¿Es el amor a los enemigos una pretensión que avasalla a la naturaleza? (del comentario del Evangelio diario de la compañía de Jesús).

Está claro que, si darnos en verdadero amor a los demás, entendiendo a los demás como todos aquellos que nos rodena (familia, amigos y otros cercanos) se nos hace difícil, cuanto más nos será amar a los enemigos. Entendemos que es imposible y que sólo será posible en la medida que nos dejemos llevar por el Espíritu de Dios que nos acompaña en esa contranatural amorosa que, por nosotros mismos, nos resulta imposible.

Dios nuestro Padre sabe lo difícil de la misión, y para eso ha enviado a su Hijo, el Señor Jesús, que nos demuestra cómo hemos de proceder con los enemigos. Él nos marca el camino, no sólo con su Palabra sino con el testimonio de su Vida. Y nos promete la asistencia del Espíritu Santo para que esa misión, imposible para nuestra naturaleza humana, sea posible por la acción del Espíritu Santo en nosotros.

lunes, 15 de junio de 2020

OLO POR OJO, DIENTE POR DIENTE

Mateo 5:38–42, Cristo enseña a las personas que deben poner la ...
Mt 5,38-42
En un momento determinado de la historia esta ley, llamada del talión, fue un avance muy significativo para la justicia entre los hombres. Mientras antiguamente la venganza no tenía límites y podrías vengarte, no de forma proporcional sino hasta saciar todas tus ansias de venganza, ahora la misma quedaba limitada según el daño recibido. De forma que si de un ojo habías sido perjudicado, de un ojo serías vengado.

Eso daba un respiro en cuanto a la cantidad o la forma de la venganza y limitaba el tomarse la justicia por su mano. No cabe duda que no hablamos de una ley justa, pero sí de una ley que, de alguna manera, limitaba el tomarse la justicia por su mano, sin dejar, por supuesto, al margen la violencia y el deseo de venganza. En ese sentido se avanzaba en limitar el desenfreno y la locura vengativa, pero no se acababa con la violencia ni el odio. 

Ante estos deseos que anidan en el corazón humano, Jesús plantea otra forma de ver y de luchar contra ese deseo de venganza. Viene, como ya ha dicho, a perfeccionar la ley, no a eludirla. Por eso, nos dice: «Habéis oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda».

Ante el odio y el deseo de venganza, Jesús nos propone no resistirnos al mal, porque, la resistencia y el enfrentamiento dan como resultado la lucha y la violencia. La violencia engendra violencia y sólo el amor trae como consecuencia la paz y establece la justicia. La experiencia que el mundo nos ofrece nos habla de esta gran verdad. El mundo, lleno de guerras, injusticias y muertes pide a gritos la paz y la justicia, y eso sólo se puede lograr con el amor. Un amor que no exige sino que da.

domingo, 14 de junio de 2020

CUERPO Y SANGRE DE JESUCRISTO

Leccio Divina de Juan 6,51-58 – Centineladelafe.com
Todo está dicho, Jesús se ha quedado bajo las especies de pan y vino para ser alimento y fuerza espiritual con la que, seguro, venceremos las tentaciones y debilidades de nuestro frágil cuerpo. En muchos momentos de dificultades y de oscuridades nos viene encima el pesimismo y la idea de abandonar. No vemos al Señor y nos nieve la nostalgia de los tiempos en que Jesús estaba encarnado en naturaleza humana entre sus apóstoles. Pensamos inevitablemente que todo sería diferente si Él estuviese con nosotros hoy también.

Tendríamos que ser amonestados como hombres de poca fe. Lo mismo que le sucedió a Pedro cuando llamado por el Señor caminaba encima de las aguas. Porque, ¿acaso no está Jesús con nosotros? ¿No se ha quedado realmente bajo la especies de pan y vino como alimento espiritual para nosotros? Mucho mejor que antes, porque, ahora está en todo momento con nosotros y a todas horas, incluso cuando dormimos.

Precisamente,  hoy celebramos esa decisión del Señor, ese gran momento en el que Él decide quedarse entre nosotros como alimento espiritual de nuestras almas y cuerpo, porque, Jesús, es nuestra fuerza, nuestra luz, nuestro camino y nuestra vida. En Él podemos alcanzar el dominio contra nuestras pasiones y deseos impuros y todo aquello que nos acecha y nos inclina al mal. No podemos exclamar sino esa exclamación de gracia, Señor, por quedarte entre nosotros y ser nuestra alimento de cada día con el que podemos superar la tentación del pecado.

sábado, 13 de junio de 2020

EL JURAMENTO ES SOSPECHA DE PODER MENTIR

Un Padrenuestro, Un Avemaría y Un Gloria por el Papa: EVANGELIO ...
Mt 5,33-37
Está, a al menos debe estar, la desconfianza en la palabra de un buen creyente. Baste decir sí o no sin ninguna necesidad o tipo de sospecha. Porque, sospechar de la palabra de un buen cristiano es dar lugar a que puede mentir y se le exige que lo corrobore con juramentos. Un creyente debe tener una palabra creída, sin doblez y llena de auténtica verdad. Y debe ser una, sin titubeos ni vacilaciones.

Tu palabra es tu palabra y no tiene ningún sentido poner a Dios por testigo para que, tu palabra, sea creída. Dios no puede ser testigo de nadie y cada cual tiene que ser creído por su honradez, su testimonio de vida y su verdad. De modo que basta su palabra. Es el caso cuando decimos, esto me lo ha dicho fulano de tal y su palabra tiene toda la confianza y seguridad de ser creída.

No tiene ningún sentido que para que tu palabra sea bien considerada y valorada tengas que jurar poniendo a Dios por testigo. Dios no es ni puede ser testigo de nadie, sobre todo de aquellos que son capaces de mentir y engañar y que pretenden valerse de Dios y ponerlo para encubrirse. Vemos con toda claridad lo disparatado y grave que es jurar poniendo a Dios por testigo. Por eso, el perjuro se castiga gravemente y más cuando se pone a Dios como garante de esa mentira tratando de instrumentalizarlo en provecho propio.

Se impone la honradez, la sinceridad y la credibilidad de tu propia palabra. Cuando llevas una vida apoyada y fundamentada en la verdad, tu palabra es creída y tomada con garantía de verdad. Y eso es lo que debes guardar y llevar sellado desde lo más profundo de tu corazón. La verdad por encima de todo y siempre, eso sí, abierto a la Luz que nos viene del Espíritu de Dios que nos alumbra y fortalece para que siempre digamos la verdad y vivamos en la verdad por encima de todo interés personal.

viernes, 12 de junio de 2020

NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS

MATEO 5, 27-32 | Mensajes, Decir no y Citas bíblicas
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No cabe duda que en el momento de celebrar, de forma correcta, voluntaria y libre, el Sacramento del matrimonio, el hombre y la mujer se comprometen fidelidad y pertenencia. Y el romper este vínculo supone infidelidad y deseos impuros. No sólo se incumple contra el noveno, "no consistirá pensamientos ni deseos impuros", sino también contra el decimo: "No codiciarás los bienes ajenos", entendiendo que el hombre y la mujer, una vez unidos por el sacramento del matrimonio, son pertenencia corporal y espiritual bendecida por Dios para ambos y no pueden ser deseados ni desear a otros.

Y eso no está limitado por el hecho que se consuma ese deseo interior para ser acto de culpa, sino que sólo dejarlo entrar en tu pensamiento y aceptar ese deseo te señala ya como culpable de haber cometido tal delito. Por tanto, la lucha interior de no dejar asentar ese pensamiento en mi corazón, y menos desearlo, es la lucha de cada día y a la que tenemos que estar dispuesto.

No es cuestión de atormentarnos ni de tampoco desesperar por experimentar esas tentaciones a diario o con mucha frecuencia, propias de nuestra naturaleza humana, sino de esforzarnos en no consentirlas ni dejarlas entrar en nuestros pensamientos y menos gozar con ellas. Se trata de la lucha por cerrar la habitación de nuestros deseos y ponernos en actitud de cumplir la Voluntad de Dios tratando de ser fiel a nuestra promesa matrimonial y a la de los demás.

Y para ello debemos despojarnos de todo aquello que nos impide mantenernos fieles a nuestro compromiso sacramental, sea nuestros ojos o nuestros brazos, significando con ello que siempre será más valioso entrar en el Reino de Dios con un brazo que ir al infierno con los dos. Se trata de valorar más nuestra fidelidad que dejarnos llevar por nuestras pasiones y concupiscencias.

jueves, 11 de junio de 2020

EL ENTUSIASMO DE PROCLAMAR

Jesús nos enseña el camino para ser felices: las Bienaventuranzas ...
Mt 10,7-13
No podemos perder de vista que cuando proclamamos la Palabra, el Espíritu Santo está con nosotros. No significa eso que en otros momentos no esté, ¡siempre está!, pero, quizás, en esos momentos está más visible y más presente por significarlo de alguna manera. Y, por experiencia propia, lo experimento en mí mismo, porque, cuando proclamo la Palabra de Dios a los que presentan a sus hijos para el bautismo o a alguna persona que quiere bautizarse y se prepara para la iniciación cristiana, experimento esa energía, ese entusiasmo y esa fuerza que descubre y da el Espíritu Santo.

Cuando proclamamos estamos anunciando la presencia de Dios entre nosotros y su promesa de salvación anunciada por su Hijo predilecto, nuestro Señor Jesús. Y tenemos que estar convencidos, pues esa es nuestra fe, que Jesús está con nosotros y la promesa del Espíritu Santo nos da sabiduría, fortaleza y la Gracia de proclamar esa Palabra de Salvación.

No tengamos miedo ni tampoco desánimo por los resultados que de ella se derivan. Jesús lo hizo con firmeza, con sabiduría y con el Poder que le viene de ser el Hijo de Dios. Sin embargo, porque ha dado plena libertad a los hombres y mujeres, ellos responderán según sus propias convicciones y deseos. No cabe duda que, quienes abren sus corazones a la verdad y al sentido común, convergerán que lo más inteligente es escuchar esa Palabra y seguir su camino.

¿Por qué? Porque, en el fondo de todo corazón humano hay un deseo irrevocable de alcanzar la felicidad eterna y esa búsqueda que, quizás, iniciamos en este mundo sólo se hará realidad si abrimos nuestros corazones a ese Dios que Jesús, el Señor, nos anuncia y nos muestra. Y para llegar a Él tenemos que seguir a Jesús, el Hijo de Dios, porque, Él es el Camino, la Verdad y la Vida.

miércoles, 10 de junio de 2020

CUMPLIMIENTO - CONCIENCIA - ESPÍRITU

Mateo 5,17-19 - dar cumplimiento - Roguemos al Señor
En muchos momentos nuestra propia responsabilidad actúa en nosotros de forma exigente y nos impulsa a tomar decisiones que no están escritas y que van más allá de la ley. Eso nos empuja a discernir y tomar decisiones que, no estando escrita si están en nuestra conciencia. Es evidente que eso nos inquieta, nos preocupa y nos exige dar un paso hacia adelante, e incluso, ser criticado por otros.

Por supuesto, es más cómodo ajustarse a la ley y limitarse a lo que está escrito. Eso es más seguro y nos justifica de nuestra responsabilidad ante la ley, pero no ante Dios. Y eso es lo que nos dice Jesús en el Evangelio de hoy: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.

Buscando nuestra propia seguridad nos gusta que nos digan lo que tenemos que hacer y que nos den recetas que cumplir. Hemos experimentado eso en nuestras propias confesiones cuando queremos que el sacerdote nos diga qué hacer. La cuestión es que la decisión es nuestra y la ley nos marca un espacio donde yo debo moverme y donde el amor es el que da el límite de mi actuación. Y experimentamos preocupación cuando tenemos que tomar una decisión.

Descubrimos la necesidad de la oración abierta con el Espíritu Santo para pedirle luz en esos momentos oscuros, donde algo nos dice dentro de nuestra conciencia que esa ley no basta y que nuestro espiritu nos exige dar un paso más. Es entonces cuando no debemos quedarnos en el mero cumplimiento, sino en dar ese paso que se ajusta con lo que nos dice el espÍritu de nuestra conciencia.

martes, 9 de junio de 2020

SAL Y LUZ

MATEO 5, 13-16 | Evangelio san mateo
Sabemos lo que significa sal y luz, y sabemos también los efectos que ambas producen. Cuando probamos algún plato que no lleva sal notamos rápidamente que su sabor no es el apetecido. Advertimos enseguida la ausencia de sal para darle gusto a ese plato. Lo mismo ocurre con la luz. Su ausencia nos deja a oscura y nuestra vida queda cegada por esa oscuridad. Dar luz significa volver a ver los colores y todo lo que nos rodea. Sí, realmente sabemos lo que significa ser sal y luz.

Pero, no basta con solo saberlo, sino que hay que serlo. Para dar sabor y luz hay primero que tener ese gusto y esa energía para alumbrar. Si no llevo el gusto de Dios y la vivencia de su amor dentro de mí, no podré contagiarlo ni dar sabor a las cosas con las que me mezclo y comparto. Sólo llevando a Dios y, por supuesto, su amor, podré darlo y transmitirlo a los otros. De la misma manera, si soy capaz de dejarme alumbrar y vivir en esa luz que me viene del Espíritu Santo, podré pasarla y darla alumbrando al entorno de los que me rodean.

Ser sal y luz significa ser testigo del amor de Dios. Y, ello no consiste en decirlo ni comunicarlo de palabra, sino de vivirlo en y con mi vida, dándolo a conocer con mi misma vida. Una vida que se mueve entre sombras y luces; entre alegrías y tristezas; entre dolores y sufrimientos. Pero, a pesar de ello, una vida que se llena de esperanzas y fe en Aquel que da sentido a todo nuestro camino y que fortalece nuestro vivir llenándolo de esperanza y de verdadera fe dejando huellas en nuestras actitudes y modo de vivir.

Y son esas actitudes, que configuran nuestra manera de obrar, las que irán dejando testimonio de nuestra palabra y transmisión de la Buena Noticia. Esa Buena Noticia que sólo llenaremos de buen gusto y de luz siendo realmente sal y luz como Dios manda.

lunes, 8 de junio de 2020

UNA FELICIDAD QUE NO ESTÁ EN ESTE MUNDO

mateo 5 1-12 - Google Search en 2020 | Proyecto de felicidad ...
Cuando digo que la felicidad no está en este mundo quiero significar que no se encuentra en los valores que propone este mundo en el que vivimos. Aclarado esto, podemos decir que todos buscamos la felicidad, y la buscamos desde ahora, desde este punto de partida que es nuestro mundo. Porque, aunque no pertenecemos a este mundo, si tenemos que buscar la felicidad en este mundo, no a su estilo, sino al estilo que nos propone Jesús. Porque, nuestra felicidad empieza, aunque no plena, desde ahora.

Jesús nos propone un estilo de vida que, sin dudarlo, nos conduce a esa felicidad que buscamos. Las bienaventuranzas, de las que nos habla Jesús, son el camino que nos lleva a esa felicidad que buscamos. Son actitudes contrarias a las que nos propone el mundo y que nos obligan a caminar por él contra corriente. El mundo las rechazas y propone otras que, en apariencia de felicidad, son espejismo que tan pronto aparecen, desaparecen de la misma forma.

Las bienaventuranzas son para los dichosos, porque ser bienaventurado significa ser dichoso. Y son dichosos aquellos que no apoyan sus vidas en el poder o las riquezas sino en los pobres y en la necesidad de compartir sus vidas con los otros. Sobre todo con los más necesitados, con los que sufren y carecen de lo necesario para vivir de manera digna. Es en esa lucha donde se esconde esa felicidad que todos buscamos y que erroneámente buscamos por otros caminos que, en apariencia, nos parecen más apropiados para buscarla.

Confiemos en Jesús, porque su Palabra es verdadera y con su Vida y sus Obras nos enseña el Camino, la Verdad y la Vida por donde realmente debemos caminar para encontrar esa felicidad plena y eterna que realmente todos buscamos.

domingo, 7 de junio de 2020

PARECERME A DIOS

Juan 3.16 | Juan 3:16, Dios, Perder
Jn 3,16-18
Cuando tratas de parecerte a alguien, ¿qué es lo primero que debes hacer? Quizás esa sea la pregunta que cualquiera que intente ser o parecer como otro, debe hacerse. Y si quiero y entiendo que debo parecerme a Dios, ¿qué debo hacer? Supongo que la respuesta es "conocerle" y, a partir de ahí esforzarme en ser semejante en todo mi actuar y mi sentir.

La cuestión que viene ahora es que, en la medida que trato de ser como Dios experimento impotencia e incapacidad para poder vencer mis propias apetencias y apegos. Se inicia una lucha contra mis egoísmos e inclinaciones concupiscentes y pasionales, donde mi voluntad, que quiere imponer sus buenos sentimientos y bondades, se experimenta sometida a sus ambiciones, soberbia y pecados que le obligan a alejarse de la imagen de Dios. Sin querer me descubro no tratándome de parecerme a Dis, sino todo lo contrario.

Recuerdo y me viene a la memoria las palabras de Pablo: Porque no hago el bien... - Rm 7, 19 - Y, gracias a Dios, compartir con Pablo la misma dificultad me da esperanza, paciencia y fortaleza para seguir y continuar la lucha. Mi objetivo, y eso no debo olvidarlo, es ser como Dios, porque esa fueron sus primeras palabras: "Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra... - Gn 1, 26-27 -  Y, adviértase, que Dios habla en plural como dándonos a entender que se trata de un Dios comunitario, un Dios contenido a su vez en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Por eso, si yo soy imagen de Dios, tengo que también tener una actitud comunitaria, es decir, ser comunidad y tender a la vivencia comunitaria. Y eso no es otra cosa que vivir en el amor. Porque, para amar hay que estar abierto a la comunidad. Dios es Amor y, por eso, es Comunidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y yo, en la medida que trato de vivir en actitud comunitaria, estoy esforzándome en ser semejante a Dios, porque, para la vida en común el ingrediente imprescindible es el amor. Y Dios, repito, es Amor.

sábado, 6 de junio de 2020

¿DAR O DARTE?

A poor widow came and put in two small copper coins. A very, very ...
Mc 12,38-44
La inclinación primaria inserta en nuestra propia naturaleza humana es egoísta. Egoísta porque está herida por el pecado y busca satisfacer su propio yo y su ambición de ser y tener más que el otro. El pecado nos ha desnaturalizado y ha manchado nuestro amor. Sumergido en él nos convertimos en narcisistas y sólo nos vemos nosotros en el espejo de nuestra vida. Nos importa nosotros y nada más que nosotros, y, a partir de ahí, daremos de lo que nos sobra sin posibilitar que el otro supere mi estado y situación de poder y riqueza. Y nos engañamos justificando nuestro altruismo y solidaridad.

Posiblemente nos consideramos generosos y, de hecho, colaboramos y participamos en muchas obras de caridad y aportamos nuestra contribución a la comunidad. Y eso está muy bien, pero, realmente, ¿nos damos o damos de lo que tenemos y podemos prescindir? La cuestión que hoy nos plantea el Evangelio no es tanto dar sino la de darnos. Porque, la caridad no consiste tanto en dar sino de darte. Dar está muy bien, pero darte es el acto pleno del amor.

Cuando das no dejas muy claro tu entrega plena, porque dar de lo que tienes no es un acto de entrega plena. Sin embargo, cuando lo que se da eres tú, la cosa cambia, porque dándote estás dando lo que eres, lo que tienes y todo tu ser. Porque, cuando te das estás dando de tu vida y tu vida misma. Esa fue la manera de implicarse y de darse de Jesús. De tal manera que llega al extremo de dar su propia Vida.

El acto de dar exige, para ser auténtico, válido y verdadero, no simplemente dar sino darse. Y eso implica ofrecer tu persona con todo lo que tiene y es, incluido todos tus talentos recibidos, para el bien y provecho de aquellos que lo necesiten. Claro, ¿quiénes lo van a necesitar más? Pues, es evidente, los más pobres y excluidos de todos sus derechos y necesidades. Esos que precisamente ha venido Jesús a aliviar, a proteger y a salvar. Y eso no se soluciona solo con dar sino exige y necesita darse.

viernes, 5 de junio de 2020

UN REINO DE PODER Y FUERZA

La liturgia diaria meditada - El mismo David le llama Señor (Mc 12 ...
Mc 12,35-37
No cabe ninguna duda que cuando los judíos relacionan a Jesús como descendiente de David lo hacen pensando, desde una expectativa mesiánica, cuya identificación le legitimaba, desde el poder político y religioso para la dominación de todos los enemigos. Es la reacción de toda naturaleza humana cuyo poder no está en el servicio sino en la fuerza y la imposición de su pensamiento y su interés.

Esta era la idea de todo judío, y, quizás, la confusión que tentó a Judas y le apartó de Jesús. También así lo creían sus discípulos y apóstoles que esperaban la instauración del Reino de Dios. Un Reino que pensaban iba a ser impuesto por Jesús como sucesor del trono del Rey David. Nada más lejos del pensamiento de Jesús y de la misión con la que, tomando Naturaleza Humana, se hizo hombre y se despojó de todo poder que le tentara a imponerse por la fuerza.

La Buena Noticia que trae Jesús es una propuesta libre de ser acogida y aceptada por el hombre. Sin lugar a duda, esa propuesta subyace impresa en el corazón del hombre, quizás dormida o distraída, y de cualquier forma es necesaria activarla, despertarla, recordarla y tenerla muy presente. Jesús nos advierte, nos llama, nos recuerda y nos anuncia que somos criaturas de Dios, sus hijos, y que nos ama hasta el punto de compartir su Gloria con cada uno de sus hijos. Y tú, como yo, somos hijos. ¿Te alegra saberlo?

Es un ofrecimiento libre y sin condiciones. Lo único que te pide es que seas tú y respondas a ese amor que deseas y que está impreso en tu corazón. Ese amor que te hará feliz. Es decir, busca tu propia felicidad y no te presiona sino quiere que seas libre para acogerla y aceptarla. Por eso, Jesús se presenta humildemente, desde la pobreza y la humildad. No viene a imponer por la fuerza y poder sino a ofrecer desde la libertad y del gozo del amor. Y es que el arma capaz de acabar con la mentira, la injusticia y la muerte es el amor.

jueves, 4 de junio de 2020

TAMBIÉN, JESÚS, SINTIÓ MIEDO

MARCOS 12, 28-34 | Textos de la biblia, Versículos bíblicos, Día ...
Mc 12,28-34
El Evangelio de hoy empieza diciéndonos: Jesús fue con sus discípulos a un huerto llamado Getsemaní y les dijo: Sentaos aquí... -Mt 26, 36-42 - ... y en ese lugar empezó a sentir tristeza y angustia. Digo esto porque yo, y supongo que ustedes, aquellos que puedan leer esta humilde reflexión, también sentirán en muchos momentos de sus vidas tristezas y angustias. Porque, no eres más que Jesús, el Maestro, y porque también tienes un corazón humano donde los miedos, las tristezas y las angustias conviven con la alegrías y los gozos. Pero, en los momentos de mortificación y de cumplimientos se presenta el dolor, la tristeza y la angustia.

Jesús, el Dios encarnado en naturaleza humana, experimentó el miedo, la angustia y la tristeza humana. No hizo alarde de su Naturaleza Divina, y despojado de esa condición se sometió a la humanidad para  sufrir y padecer como cualquier hombre. Me quedo perplejo y asombrado. El Dios que me salva se hace hombre y sufre hasta el extremo de entregar su Vida para demostrarme hasta que punto me ama. Me ha demostrado que no hay en el mundo amor más grande.

Y yo, que también estoy sometido a esos miedos, tristezas y angustias, ¿me voy a amedrentrar? Como hizo Jesús también quiero hacer yo. Claro, debo confesar que sólo no puedo. Mi naturaleza humana es débil y frágil y necesito el auxilio del Espíritu Santo, que también lo tuvo Jesús y que me enseña a abrirme a su acción y a dejarme llevar por sus impulsos. Y ese es el camino para superar los miedos, las tristezas y los momentos depresivos y angustiosos.

Las fuerzas y el valor los extraemos de la Eucaristía, esa entrega y alimento del Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor que nos transmite su Fuerza y su Gracia para, espiritualmente, fortalecernos en la lucha diaria con los obstáculos y dificultades que nos salen al paso. En ese momento Eucarístico nos sentimos identificados con Xto. Jesús en la persona del sacerdote que preside y representa al Señor y que, a través del Sacramente Eucarístico nos trasmite el Espíritu del Señor.

miércoles, 3 de junio de 2020

SIN RESURRECCIÓN NO TIENE SENTIDO EL SACRIFICIO

Pin en Sagrada Escritura
¿Para qué renunciar y sacrificar nuestras apetencias, egoísmos y caprichos si todo se acaba en este mundo? Todo lo que hacemos busca y tiene un sentido. Nada se hace porque sí, incluso se hacen las cosas bien porque se busca la verdad, y la verdad consiste en hacer las cosas bien, es decir, correctamente. Lo correcto es lo que se debe hacer, es decir, la verdad. Y lo incorrecto es lo que no está bien y, por tanto, no se debe hacer. Por tanto, lo incorrecto es la mentira.

En la vida nuestros actos persiguen siempre algo. Algo que debe estar relacinado con la verdad, porque en la verdad está también la felicidad. Todos buscamos la felicidad y esa felicidad pasa por la vida. Sin vida todo está muerto y, de no tener vida tampoco tendría felicidad. Por tanto, la felicidad depende de la vida y para que haya vida es necesario resucitar. ¿Por qué?, puedo preguntarme. Y me respondo, porque de no estar vivo estaría muerto. Y si no estoy muerto también mi felicidad estará muerta. Puedo vivir, pero vivir en la condenación, en la tristeza y el sufrimiento, y eso es todo lo contrario a la felicidad. Por tanto, para ser feliz necesito resucitar.

Sería pues absurdo pensar que hemos sido creados para ser felices y que no haya resurrección. Un absurdo de los absurdos más disparatados. Todos buscamos la felicidad por encima de todo. Pensamos que el dinero, el poder y el placer nos la dan, pero pronto empezamos a darnos cuenta que estamos equivocados. La muerte nos acecha en este mundo y nos amenaza con quitárnosla. Luego, ¿es la felicidad un espejismo o una mentira? Nada de eso, la Resurrección es la respuesta y la solución. 

Y esa es la promesa de nuestro Señor Jesús - Jn 11, 25 - la que todos buscamos y esperamos. Por tanto, será un disparate creer en la mentira del mundo y perder el tiempo pensando en otras cosas. Ya lo hicieron los saduceos y nada han conseguido. La promesa de Jesús se corresponde con la esperanza que vive y anida en nuestros corazones. Por eso, yo creo que en la Resurrección encontraré esa felicidad Eterna que busco y, también por eso, trato de vivir de acuerdo con la Palabra de Dios que Jesús, el Hijo, me anuncia.

martes, 2 de junio de 2020

BAJO LAS APARIENCIAS, TODO SIGUE IGUAL

Marcos 12,13-17 – Lo del César, devuélvanselo - Roguemos al Señor
Mc 12,13-17
Da la sensación que el mundo ha cambiado mucho. Si miramos los avances tecnológicos las diferencias parecen abismales. Pensamos que si nuestros abuelos se despertaran no entenderían el mundo que hoy se les podría mostrar y sus asombros serían de muerte. El mundo y las comunicaciones digitales han revolucionado todo, pero el hombre sigue estando en el mismo lugar. Sus ambiciones son las mismas, poder y riquezas y su mundo sigue inmóvil atrapado por estas tres actitudes donde se mueven sus aspiraciones mundanas que lo esclavizan y lo corrompen: Narcisismo, victimismo y pesimismo.

A pesar de los avances tecnológicos, el hombre sigue erigiéndose como centro de sí mismo. Quiere ser como Dios y se atreve a comer de la manzana prohibida. Quiere mandar en su vida y mirarse al espejo de sí mismo para adorarse a sí mismo. Su narcisismo lo pierde y lo destruye. El hombre, a pesar de sus adelantos sigue quejándose de todo lo que se le pone distante y no llega ni a comprender ni a alcanzar. Su justificación y autoengaño es quejarse de todo y hacerse víctima de lo que no le está reservado. Sigue buscando causas que le justifiquen su razón y su poder. Y no las encuentra, porque lo del Cesar es del Cesar y lo de Dios pertenece sólo a Dios.

Y, pese a sus delirios de grandeza no puede evitar el pesimismo de quedarse entre dos aguas y ver el horizonte oscuro hasta perderse en la negrura del paisaje y perder la grandeza y el regalo del Amor de Dios. De ese Dios que le busca, le tiende los brazos y le quiere llevar con Él para compartir su Gloria. Permanece en la oscuridad y pierde toda esperanza de alcanzar ese Infinito Amor de Dios que le llama y le invita a salir a la Luz de la esperanza y el gozo eterno.

Será muy bueno despertar y ver que, a pesar de nuestro poder y aspiraciones hermosas que nos ofrece y presenta este mundo, no hay nada más grande que el Amor de Dios y está a nuestro alcance poder alcanzarlo. Basta dejarnos amar por Él y seguir su Camino.

lunes, 1 de junio de 2020

UNA IGLESIA QUE SE HACE MADRE EN MARÍA

María, Madre de la Iglesia - ACI Prensa
Jn 19,25-27
Cuando oímos la palabra madre nos viene a la imaginación el concepto de mujer. Porque, madre es una palabra femenina y porque una madre representa esas características femeninas de ternura, de compasión, de cuidados delicados y de fecundidad. No hay nada como una madre, solemos decir en muchos momentos de nuestra vida, sobre todo cuando son momentos delicados.

Y María es nuestra Madre. Una Madre especial porque nos ha sido dada por el Hijo, nuestro Señor Jesús, que, en los últimos momentos de su vida, a punto de morir en la cruz, nos la ofrece a través de Juan, el apóstol que estaba con ella al pie de la cruz, como Madre de todos los hombres. Y, a partir de ahí, María desempeña el papel de Madre. Madre de aquel grupo de discípulos de su Hijo que permanecen desorientados, extraviados y confundidos. No entienden nada y permanecen en la escondido y desanimados.

En esos momentos cruciales, María realiza un gran papel manteniéndolo unidos y esperanzados en la promesa de Jesús. Ella sostiene la unidad de la Iglesia en aquel grupo de discípulos muertos de miedo y sin ideas ni ánimo para confesar y proclamar la Buena Noticia del Mensaje de Salvación de Jesús. Desde esa perspectiva podemos entender y comprender la importancia y el valor de la obra realizada por el Espíritu Santo en Pentecostés.

Y el papel de María, Madre de Dios y Madre de la Iglesia, que, amparada y unida bajo su manto y su presencia como Madre, nos sostiene y nos cuida como Madre de todos los hombres. Ella fue y sigue siendo esa Madre que todos necesitamos para y  en esos momentos de confusión, de extravío y pérdida donde el cobijo de una Madre es vital.