miércoles, 3 de junio de 2020

SIN RESURRECCIÓN NO TIENE SENTIDO EL SACRIFICIO

Pin en Sagrada Escritura
¿Para qué renunciar y sacrificar nuestras apetencias, egoísmos y caprichos si todo se acaba en este mundo? Todo lo que hacemos busca y tiene un sentido. Nada se hace porque sí, incluso se hacen las cosas bien porque se busca la verdad, y la verdad consiste en hacer las cosas bien, es decir, correctamente. Lo correcto es lo que se debe hacer, es decir, la verdad. Y lo incorrecto es lo que no está bien y, por tanto, no se debe hacer. Por tanto, lo incorrecto es la mentira.

En la vida nuestros actos persiguen siempre algo. Algo que debe estar relacinado con la verdad, porque en la verdad está también la felicidad. Todos buscamos la felicidad y esa felicidad pasa por la vida. Sin vida todo está muerto y, de no tener vida tampoco tendría felicidad. Por tanto, la felicidad depende de la vida y para que haya vida es necesario resucitar. ¿Por qué?, puedo preguntarme. Y me respondo, porque de no estar vivo estaría muerto. Y si no estoy muerto también mi felicidad estará muerta. Puedo vivir, pero vivir en la condenación, en la tristeza y el sufrimiento, y eso es todo lo contrario a la felicidad. Por tanto, para ser feliz necesito resucitar.

Sería pues absurdo pensar que hemos sido creados para ser felices y que no haya resurrección. Un absurdo de los absurdos más disparatados. Todos buscamos la felicidad por encima de todo. Pensamos que el dinero, el poder y el placer nos la dan, pero pronto empezamos a darnos cuenta que estamos equivocados. La muerte nos acecha en este mundo y nos amenaza con quitárnosla. Luego, ¿es la felicidad un espejismo o una mentira? Nada de eso, la Resurrección es la respuesta y la solución. 

Y esa es la promesa de nuestro Señor Jesús - Jn 11, 25 - la que todos buscamos y esperamos. Por tanto, será un disparate creer en la mentira del mundo y perder el tiempo pensando en otras cosas. Ya lo hicieron los saduceos y nada han conseguido. La promesa de Jesús se corresponde con la esperanza que vive y anida en nuestros corazones. Por eso, yo creo que en la Resurrección encontraré esa felicidad Eterna que busco y, también por eso, trato de vivir de acuerdo con la Palabra de Dios que Jesús, el Hijo, me anuncia.

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