sábado, 20 de junio de 2020

EL CORAZÓN DE MARÍA DESCANSA EN EL DE JESÚS

Jesús de 12 años en el templo de Carl Bloch (con imágenes ...
Lc 2,41-51
El corazón de una madre está también en el del hijo. Una madre vive pendiente de sus hijos y su corazón palpita al ritmo del de sus hijos. Ayer celebrábamos la festividad del Sagrado Corazón de Jesús, y hoy lo hacemos con el Inmaculado Corazón de María, su Madre. Y es que, María, su Madre, vive pendiente de su Hijo. En ella, su corazón palpita al ritmo de su hijo. Ella fue la puerta por la que su Hijo viene a este mundo y toma humanidad para, desde lo humano, cercano a nosotros, indicarnos y llevarnos a lo Divino.

A María, Madre de Dios, le sobrepasaba ese misterio. No cabe en nuestras cabezas humanas, pero, podemos y tenemos la posibilidad de fiarnos, de abrirnos a su Palabra y a su Gracia y recibir el don de la fe. Ese camino, recorrido por María, también nuestra Madre, nos señala el camino para seguir los pasos de su Hijo y, a pesar de nuestras limitaciones humanas, confiar en la Palabra y las señales que nos indica Jesús, el Hijo de Dios.

Supongo las contradicciones y dificultades con las que se pudo encontrar María. Desde la Anunciación de su concepción hasta el pie de la Cruz. Supongo que ese camino estuvo lleno de dificultades y acontecimientos, como el que narra hoy el Evangelio de Lucas, que para María, junto a José, fueron incomprensibles y difíciles de aceptar. Sin embargo, María los guardaba en su corazón con gran paciencia y fe. Así nos lo dice Lucas: Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.

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