viernes, 31 de julio de 2020

DIFÍCIL DESCUBRIR LA GRANDEZA ENTRE LO HUMILDE Y SENCILLO

Evangelio Mateo 13, 54-58 Del Santo Evangelio según San Mateo En ...
Mt 13,54-58
Nuestros pensamientos se elevan y esperan, no lo pequeño, sino lo grande. Esa es la lógica natural, tanto tú como yo aspiramos a cosas grandes y lo nacido de lo pequeño no nos despierta grandeza ni poder. Por eso, los contemporáneos de Jesús le rechazan, ¿cómo admitir a un Mesías esperado, nacido desde y entre ellos mismos? Imposible. 

« ¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?».

¿No crees que a ti también te pueda ocurrir esto? Incluso, quizás ya te haya ocurrido, y por eso, como los contemporáneos de Jesús, piensas lo mismo. No nos imaginamos a un Mesías débil, pobre y a mercede del poder y la fuerza de los grandes y poderosos de su tiempo. ¿Cómo entonces nos va a liberar y salvar? No creemos sino en la fuerza y el poder del más fuerte. Y ese es el Mesías que nos imaginamos y queremos, y al que evidentemente esperamos.

Por tanto, nos resulta difícil creer en un Mesías como el presentado y anunciado por el Evangelio. Nos damos cuenta que, ineludiblemente, hace falta la fe para fiarnos y seguir a Jesús. Posiblemente, Jesús nos dirá lo mismo que les dijo a sus contemporáneos y no moverá un dedo si nosotros no nos abrimos al don de la fe. 

Para eso, nosotros hemos recibido, en nuestro bautismo, al Espíritu Santo, que nos asistirá, nos acompañará y nos auxiliará para que recibamos la fe - don regalado por nuestro Padre Dios - y abramos nuestro corazón a esa fe que nos pide Jesús y que necesitamos para creer en Él.

jueves, 30 de julio de 2020

MI VIDA PUEDE SE LA CAUSA DE MI INCLUSIÓN O EXCLUSIÓN

Evangelio Mateo 13, 47-53 Del Santo Evangelio según San Mateo En aquel  tiempo, dijo Jesús a la gente: —El rein… | Clases de peces, El reino de los  cielos, Evangelio
Mt 13,47-53
Dios ha dejado mi salvación en mi propia mano. Es verdad que, a pesar de ese regalo de Dios, todo dependerá de Él, porque, sin Él, por mucho que ponga de mi parte no podré alcanzar la salvación eterna, que es precisamente, consciente o no, lo que busco. Aclarado que necesito la ayuda de Dios, queda claro también que Dios me ha exigido mi libertad y la disponibilidad de poner mi voluntad en sus Manos. Sin esa entrega y disponibilidad, desde mi libertad, Dios no podrá salvarme. Él, porque así lo ha dispuesto y querido, se ata sus Manos ante la elección que tú y yo hagamos.

Por tanto, el camino de nuestra vida será fundamental para incluirme o excluirme en la hora final de mi vida. Seré incluido en el cesto de los buenos o tirado al horno encendido: «También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Habéis entendido todo esto?»

¿Nos queda claro? Sin lugar a duda nuestra elección tendrá mucho que ver. Y, para eso necesitamos el don de la fe, que, como no está en nuestras manos, tendremos que pedirlo. Necesitamos mucha fe y fiarnos de la Palabra de Jesús. Una Palabra de Vida y Resurrección Eterna, que llegará en su momento y que a todos nos exigirá justificar las acciones de, caridad o egoísmo con las que hemos vivido nuestra vida. 

Y no tendremos otra alternativa que la de nuestra propia responsabilidad, porque seremos nosotros los que hayamos elegido vivir según la Voluntad de nuestro Padre Dios, o la de vivir según nuestras apetencias y propios proyectos. Claro está y queda que, estando con la asistencia del Espíritu Santo, recibido en nuestro bautismo, lograremos alcanzar esa santidad a la que estamos llamados. Pero, siguiendo nuestras propias ideas y apetencias, nos perderemos en el apartado de lo inservible e inútil.

miércoles, 29 de julio de 2020

SALIR A UN ENCUENTRO CONFIADO


Evangelio del día – Lectio Divina Juan 11, 19-27 | Evangelio, Evangelio del  dia, San juan 11
Juan 11, 19-27
Muchos encuentros no tienen la debida confianza ni la intensidad de búsqueda, como podemos imaginar, que tuvo Marta y María, aquellas dos hermanas que, con su hermano Lázaro, que hacía cuatro días había fallecido, eran íntimos amigos de Jesús. Una intimidad que llevó a Marta a confesarle que si, Él, hubiese estado allí su hermano no hubiese muerto. 

Los que han leído el Evangelio - Jn 11, 19-27 -  conocen la respuesta con la que Jesús responde a Marta. Una respuesta que lleva dentro de la esperanza esa fe de resurrección y triunfo sobre la muerte. Porque, Dios, nuestro Padre, nos lo anuncia en boca de su Hijo Predilecto, nuestro Señor Jesús. Y Marta confiesa esa confianza que descubre su firme fe: "Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero, aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá". 

No se trata de solo reflexionar la Palabra, sino de tratar de pasarla, una vez filtrada en, desde y por el corazón, por nuestra vida. Una vida que se descubre y se concreta en los acontecimientos diarios de cada día. Y que vive en la esperanza de que, llegado la hora final, empieza la verdadera vida, gozosa y eterna. Por tanto, creer en Jesús significa creer en la Vida Eterna y, por supuesto, no hay cosa, negocio, esperanza y tesoro mayor que ese.

Vivir en esa esperanza significa haber encontrado el mayor Tesoro al que se puede aspirar. Un Tesoro que tiene todos los ingredientes necesarios para darnos ese compuesto sabroso y oloroso que contiene lo que realmente buscamos, la Vida Eterna en plenitud de felicidad. Por tanto, penoso será para todos aquellos que se autoexcluyan y que tiren por la ventana esa gran oportunidad de salir al encuentro de Jesús y de confiar en su Palabra.

martes, 28 de julio de 2020

EL QUE TENGA OÍDOS QUE OIGA

MATEO 13, 36-43 | Frases de santos, Frases espirituales, Frases religiosas
Mt 13,36-43
Seguramente, muchos hemos tenido la oportunidad de haber oído este Evangelio, e incluso haberlo leído, pero, otra cosa es pasarlo por el corazón y llevarlo a la vida de cada día. Precisamente eso es lo que nos quiere decir Jesús con sus últimas palabras: ...y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».

Nadie puede ignorar que el mundo no es como nos lo pitan, porque, teniendo caminos buenos, también nos presenta caminos duros, oscuros, confusos y difíciles de superar. Evidentemente, hay enemigos que, irremediablemente, nos acompañan todo el camino de nuestra vida. Eso nos descubre y nos dice que la lucha será diaria, constante y sin tregua. Y no nos va a permitir descanso, ni respiro ni ningún tipo de aislamiento, porque, la individualidad y el quedarnos solo es ocasión para que el Maligno nos tiente, nos seduzca y nos abata.

Conviene, pues, permanecer en el grupo, en la comunidad, en la parroquia y junto a aquellos que, como nosotros, permanecemos en la lucha firme con el objetivo de sostenernos unidos y permanecer injertados en el Señor, porque, el Maligno nos acecha y está pronto a sembrar aquellas semillas que intentarán seducirnos y arrastrarnos al mal produciendo malos y envenenados frutos. 

Sin embargo, nuestra esperanza no será defraudada y al final se descubrirá que la mejor opción y el mejor negocio es optar por permanecer  unido al Señor y, agarrados a Él, confiar en que nuestros frutos serán buenos.

lunes, 27 de julio de 2020

EL CREYENTE VIVE EN LA ESPERANZA Y SABE QUE LLEGARÁ EL DÍA

Mateo 13, 31-35 | Grano de mostaza, Evangelio del dia, Evangelio
Nada podrá detener al cristiano porque, la muerte que era la que se suponía que acabaría con sus esperanzas, ha sido vencida y la Resurrección de Jesús, el Hijo de Dios, ha marcado el Camino, la Verdad y la Vida de todos los creyentes en Él. Por eso, un cristiano creyente en Jesús nunca desistirá de seguirle y de esperar en Él. Y, por eso, la Iglesia fundada por Jesús nunca será destruida, porque, la Iglesia vive en el corazón de cada creyente y, mientras haya un creyente, siempre habrá Iglesia.

Todo empieza por lo pequeño; Jesús nació pobre, de manera sencilla y sin llamar la atención. Desconocido y pobre pasó su infancia y juventud de manera desapercibida y en muy pocos momentos tuvo actos de cierta relevancia. Y, como un grano de mostaza, la semilla más pequeña, crece hasta convertirse en la más grande, así es el Reino de Dios, empieza de forma muy simple, pequeña y se hace grande hasta llegar a la plenitud. Nada ni nadie puede destruirlo.

Y en esa esperanza vivimos los cristianos creyentes. Es verdad que hay muchos momentos de cruces, pero, sabemos y esperamos que lleguen el momento de la Verdad Plena y con ella, la Felicidad Eterna. Por eso no nos desanimamos, y es más, no podemos desanimarnos, porque la esperanza fortalecida y apoyada en nuestra fe nos mantiene siempre esperanzados, firmes y sostenidos en el Amor y la Misericordia de nuestro Padre Dios.

El Reino de Dios puede tener una menguada apariencia, puede aparentar ser algo insípido, débil, pequeño y amenazado a desaparecer. Pero, nada más lejos de la realidad. El Reino de Dios está entre nosotros y seguirá entre nosotros hasta que, fermentando como la levadura en la masa, nos acoja a todos hasta que todo, valga la redundancia, fermente del Amor de Dios.

domingo, 26 de julio de 2020

¿BUSCAS TÚ TAMBIÉN UN TESORO?

Evangelio según san Mateo (13,44-52), del domingo, 30 de julio de 2017 |  Evangelio, Evangelio del dia, Lectura de hoy
Mt 13,44-52
Supongo que todos buscamos un tesoro que nos haga vivir felices, porque, todos buscamos la felicidad. Pero, para muchos el tesoro varía según sus deseos de felicidad y según su inmediatez de conseguirla. Muchos, y mirémonos si estamos nosotros entre ellos, se sienten felices con abundancia de dinero, con poder y con la satisfacción de satisfacer todos sus placeres y apetencias. Para ellos, su felicidad no tiene que pasar ninguna prueba ni cruz, sino satisfacerla, incluso a costa del esfuerzo y sufrimiento de otros.

Otros aspiran a mandar, pero, no solo mandar en un lugar o puesto concreto, sino a mandar sobre los otros hasta someterlos y esclavizarlos a su antojo. Depositan sus aspiraciones en ese objetivo y ese es su tesoro. Pero, hay otros que su tesoro lo ponen en la indiferencia y centran su vida en vivir para sí. Eso sí, aprovechan todo lo que pueden sacar de los demás sin ningún miramiento pensando solo en sí mismo. 

Sin embargo, quiero llamar la atención a que esos tesoros son tesoros, valga la redundancia, caducos y que se terminan en un tiempo limitado y todo queda en nada. Y, al mismo tiempo, la vida depositada en ellos se consume y termina perdida en la iniquidad y la desesperación. Por eso, ¿cómo llamar tesoro a esas cosas caducas y limitadas? Porque, un tesoro es algo tan valioso que llena totalmente la vida y la hace plena. Pero, ¿existe ese tesoro? Y si existe, ¿dónde está?

El evangelio de hoy nos describe y nos enseña donde realmente está el verdadero y único Tesoro y nos invita a dejar todo lo demás para quedarnos solo con Él. Porque, cuando te encuentras con el verdadero Reino de Dios, todo lo demás se empequeñece y aminora su valor, pues nada se puede comparar a encontrarse con Jesús, que encarna, es y anuncia el Reino de Dios. Y nos habla de un Padre - Abbá- que nos espera, nos abre los brazos para recibirnos en un Reino pleno de felicidad y eternidad.

sábado, 25 de julio de 2020

POR EL CAMINO DE SANTIAGO

MATEO 20, 20-28 | Imagenes cristianas de fortaleza, Versículos bíblicos,  Imágenes cristianas
Mt 20,20-28
Hay un camino que no es el camino. A ver si me explico. Quiero decir que recorrer el camino de Santiago no consiste en recorrerlo solo físicamente, sino en vivirlo como un camino que nos ayuda a acercarnos a Jesús, el único y verdadero Camino, Verdad y Vida. Así lo ha recorrido el mismo Santiago apóstol aprendiendo de su seguimiento a Jesús en el esfuerzo de ser manso y humilde como Él.

Porque, el seguimiento a Jesús se nota en la medida que tratamos de ser más tolerante y comprensivos con los otros; más abiertos a ver la verdad desde la profundidad del corazón de los otros y a despojarnos de esas nuestras ambiciones personales, a la que experimentamos inclinaciones naturales irresistibles y de las que nos sentimos esclavizados y sometidos. Esa es nuestra lucha de cada día y a la que la vida de Santiago nos puede ayudar siguiendo su camino.

Conocer que a Santiago, como también a los demás apóstoles, les costó enormemente despojarse de sus actitudes humanas y de aceptar y asumir que seguir a Jesús es pasar irremisiblemente por la cruz. Y que es único camino y no tiene alternativa. Por eso, a todos nos cuesta mucho y sin el concurso del Espíritu Santo, que recibimos en nuestro bautismo, no podemos encararlo, atrevernos o enfrentarnos a recorrerlo. 

Estar cerca de Jesús y seguir sus pasos nos ayuda a ir entendiendo su Palabra y cambiando, por su Gracia, las intenciones y deseos de nuestros corazones. Así lo hizo Santiago y, su corazón, fue asumiendo la cruz, el despojo de sus apetencias, ambiciones y egoísmos, el servicio a los demás, característica fundamental del amor a los demás. Esta es la actitud con la que hemos de recorrer el camino de Santiago. O dicho de otra forma, Santiago debe servirnos para encontrarnos también nosotros con Jesús y, abriendo nuestros corazones, dejarnos transformar por sus enseñanzas y su Palabra.

viernes, 24 de julio de 2020

PREOCUPADOS POR HACER Y DAR FRUTOS

La causa de nuestro pasotismo, muchas veces, está en que no valoramos lo que hacemos. Entendemos que dar frutos es hacer obras y conseguir solucionar muchos problemas. Luego, ¿qué ocurre? Ocurre que cuando los problemas son insalvables o no podemos encontrarles solución, no desanimamos y arriamos nuestra voluntad. Entendemos que nuestros frutos han sido estériles y nos apartamos de mantener y perseverar en la actitud de esforzarnos por dar buenos frutos.

MATEO 13 18-23 |
Mt 13,18-23
La cuestión es entender que el fruto que Jesús nos pide es el de aceptar su Palabra, escucharla y tratar de que, filtrada y purificada en nuestro corazones, vaya transformando nuestra vida conforme a vivirla según esa Palabra, sembrada y cultivada en nuestros corazones, nos mueve. Y no preocuparnos tanto de los frutos o resultados, sino de que nuestros actos tengan buena intención en ser vividos según Dios manda. Los frutos irán dando resultados cuando van acompañados de la acción del Espíritu Santo.

Porque, el verdadero fruto eres tú. Tu vida y tu actitud de ser fiel a la Palabra de Dios, y de actuar en consecuencia con ella. Eso significa que tratarás de ser sincero, defender la verdad y actuar en verdad. Ser justo de la misma forma que quieres que sean justo contigo. Preocuparte por ser solidario; por compartir; por buscar el bien, sobre todo a los más pobres y necesitados...etc. Y actuar lo más parecido a como actuó Jesús cuando, encarnado en Naturaleza humana, pasó por este mundo.

Esos son los frutos que se nos piden y cada cual con sus posibilidades y talentos recibidos. Y esa debe ser nuestra respuesta que, para muchos, será diferente o especial según lo que Dios disponga. Y de esos hay muchos ejemplos. Tratemos pues de escuchar la Palabra de Dios de cada día y esforzarnos en seguir cultivando esa siembra que, sembrada, valga la redundancia, en nuestros corazones la llevemos a la actuación de cada día en nuestra vida.

jueves, 23 de julio de 2020

PERMANECER Y DAR FRUTOS

Unidos a Jesús daremos mucho fruto. Lee, medita y comparte el ...
Juan 15, 1-8
Seguir a Jesús es permanecer en Él. Y permanecer en Él, es estar a su lado siempre. No un rato o unos momentos concretos y especiales, sino "Siempre". Porque, permaneciendo siempre en Él es la única forma de poder dar frutos, buenos frutos. Porque, no se trata de dar simplemente frutos, sino buenos y santos frutos. Y eso solo se puede conseguir permaneciendo en el Señor. ´

Él es la verdadera Vid, y su Padre es el Labrador. Solo con ellos podemos dar esos buenos frutos a los que hemos aludido y que se espera de cada uno de nosotros. Así nos lo dice el Señor: Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada.

Nuestro camino y dirección ha quedado clara y concreta. Sin permanecer en Jesús, no solo nos será difícil, sino imposible dar frutos. Por lo tanto, la única solución es permanecer en el Señor, y eso nos descubre la necesidad de la oración, la necesidad de la Eucaristía, todo lo frecuente que podamos, y la necesidad de la reconciliación que, nuestras debilidades y pecados, nos demandan para estar unidos a nuestro Padre Dios.

Pero, también, la necesidad de ir junto a otros, en comunidad, compartiendo nuestra fe y fortaleciéndola, porque, al compartirla y escucharla, nuestra fe se fortalece. Y es cuando la siembra de nuestro corazón, abriéndose a la escucha de la Palabra, vislumbra sus propios frutos al darse, al ofrecerse, al despojarse y al ofrecerse generosamente y gratuitamente al servicio para el bien de los demás. 

miércoles, 22 de julio de 2020

¿A QUIÉN BUSCAS TÚ , A UN VIVO O A UN MUERTO?

Pin en reflexiones
Jn 20,1-2.11-18
Posiblemente, y sin darnos cuenta, también nosotros podemos estar buscando a un muerto, o a alguien que no existe, que, al menos para mí, sería peor que si fuese un muerto, pues dejaría todo en leyenda o falsa historia. Es verdad que la historia está ahí y, Jesús, aunque muchos quieran negarlo o adulterar su verdadera historia, el testimonio de los que vivieron y le acompañaron no da lugar a dudas.

Sin embargo, siempre estarán los que se apoyan en la mentira y tratan de adulterar y falsear la realidad. No obstante, y a pesar de los que otros quieran presentar, María Magdalena testifica y proclama que el Señor Jesús, a quien ella había conocido y conocía, valga la redundancia, el tono de su voz, ha Resucitado. Y lo proclama y comunica a los apóstoles porque ella lo ha visto.

Ella, no te extrañe, también buscaba a un muerto. Quizás lo mismo que nos sucede a ti y a mí, pero, por la Gracia de Dios y la manifestación de su amor a la Persona de Jesús, a quien había conocido y había cambiad su vida, Jesús se le muestra Resucitado. Y ese testimonio de ella es corroborado más tarde por todos los apóstoles y continúa ahora, en esta hora y en este momento que escribo, proclamado y corroborado por la Iglesia.

Por tanto, te sugiero que no busques a ningún muerto, porque, si se trata de Jesús, está Vivo. Y Vive en tu corazón y real y verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento del Altar, donde tú y yo lo podemos recibir, real y verdadero, bajo las especies de Pan y Vino. Pero, hay más, también tú y yo, y todos los que en Él crean y hayan creído, a pesar de estar muertos, resucitaremos para volver a la Vida. Esa Vida Eterna de la que Jesús nos ha hablado y nos habla cada día a todos los que todavía caminamos de la Mano de su Espíritu hacia la Casa del Padre.

martes, 21 de julio de 2020

VÍNCULOS DE SANGRE - PARENTESCO ESPIRITUAL

Mateo 12, 46-50 | Evangelio del dia, La voluntad, Evangelio
Mt 12,46-50

Conocemos un parentesco que nos viene dado por vínculos de sangre y que constituyen nuestra familia natural. Sin embargo, por circunstancias de la vida, hay muchos parentescos que vienen constituidos, no por vínculos de sangre, sino por otras relaciones que la vida misma se encarga de unirlos en el vínculo familiar.

Desde el punto de vista espiritual hay un parentesco muy fuerte, que incluso supera al sanguíneo. Todos venimos al mundo dentro de un contexto familiar, al menos así ha sido pensado y dispuesto por Dios, que hace que tengamos una familia unida por vínculos sanguíneos. El hombre, rompiendo ya esa disposición de Dios, ha alterado esas relaciones, rompiendo la familia y alterando el orden natural de la misma. Sin embargo, lo más frecuente es lo más natural, la familia humana unida por vínculos de sangre.

Hoy, en el Evangelio, Jesús nos habla de unos vínculos diferentes y, quizás, mucho más fuerte que los propios vínculos sanguíneos. Se trata del parentesco espiritual. Porque, todos los que, por la fe, tratamos de adaptar nuestra vida a la Voluntad de Dios, conformándola y siguiendo sus enseñanzas y mandatos con sumisa, libre y total obediencia, constituimos una relación fraternal de hermanos, hermanas, padres, madres...etc. 

Porque, Jesús lo explica y enseña con claridad meridiana: « ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».

Supongo que cada cual puede y piensa libremente lo que entienda o quiera, pero, la más grande unidad está bendecida por el amor. Un amor que es el mandato que Dios, nuestro Padre común, nos revela en su Hijo Jesucristo. Por eso, viviendo en esa obediencia y Voluntad del Padre, todos somos hermanos.

lunes, 20 de julio de 2020

NO MIRES PARA OTRO LADO, CREES O NO


MISIONEROS DE LA PALABRA DIVINA: EVANGELIO - SAN MATEO 12,38-42 ...
Esa es la fe, el acto de confiar y creen en Jesús, el Hijo de Dios, que, muerto crucificado en la cruz, resucitó al tercer día según las escrituras, bajo el testimonio de su Madre y de Juan, acompañados con otras mujeres y, más tarde, el testimonio de los apóstoles que le vieron y comieron con Él. 

Jesús nos lo dice hoy muy claro en el Evangelio de hoy:  « ¡Generación malvada y adúltera! Una señal pide, y no se le dará otra señal que la señal del profeta Jonás. Porque de la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así también el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás».

Cuando la fe es verdadera y sale de lo más profundo del corazón, Jesús se conmueve y actúa. Así sucedió con aquella petición del centurión, de la hemorroisa o de la mujer cananea entre otros. También si tu fe y la mía es verdadera y nace desde lo más profundo de nuestros corazones, nuestras peticiones se harán realidad siempre que convengan al deseo de nuestro Padre Dios, que sirvan y sean para nuestra salvación.

Porque, todo aquello que no sea favorable y sirva para que lleguemos al Reino de Dios no nos será concedido por nuestro Padre Dios, al menos desde su Voluntad, porque, una cosa es cierta, Él respetará tu voluntad y dejará que tú elijas tu camino, estés con Él o sin Él. Otra cosa es que Él siempre estará a tu lado y está dispuesto a salvarte si tú te dejas y quieres.

Porque, ¿qué padre no negará lo que es malo para sus hijos y les dará lo que estima que es bueno? Luego, ¿cómo nuestro Padre del Cielo va a permitir que recibamos cosas malas, aún pidiéndolas, si solo  quiere y desea nuestro bien y nuestra salvación? Él nos dará siempre lo que nos hace bien aunque no sepamos pedírselo.

domingo, 19 de julio de 2020

EL CAMPO DE NUESTRA VIDA


Actividad: Parabola del trigo y la cizaña | Lecciones de la ...
Mt 13,24-43
Digamos que el mundo es el campo que con mi vida y mi trabajo tengo que sembrar de buenas obras. Sin embargo, no puedo perder de vista que ese campo, donde transcurre mi vida, está lleno de peligros y la tentación se hace presente y se adueña de la situación para inducirnos al pecado. 

Nuestra alma se siente amenazada por el pecado y el príncipe del mundo - demonio - se encarga de que nuestro campo esté minado para que explote dentro de nuestro corazón la tentación que nos haga pecar. En esa confusión y duda surge la tentación de la infidelidad y, en consecuencia, el alejamiento de Dios. Y sin Él caemos en las manos del demonio.

Tenemos que estar vigilantes, porque, aprovechando la oscuridad, el demonio actúa en intoxica nuestra vida con malas hierbas que amenazan enfermar mi alma con el pecado. Mi camino me exige que la siembra y el cultivo de mi corazón lo tenga siempre abierto y disponible a la Voluntad de Dios. Él es mi Sembrador y en Él están puestas todas mis esperanzas para lograr que mi cosecha sea buena y mis frutos abundantes. 

Por todo ello, Señor, abro el huerto de mi corazón a tu Palabra, para que, regando con tu Gracia, mi tierra quede limpia de las malas hierbas - cizaña -  sembradas por el demonio y dé los buenos frutos que tú, mi Señor, esperas.

sábado, 18 de julio de 2020

UN MESÍAS PACÍFICO, MANSO Y MISERICORDIOSO

EVANGELIO - SAN MATEO 12,14-21 | Evangelio san mateo, Evangelio ...

Posiblemente, tanto a los apóstoles como también a nosotros, esa forma de conducirse Jesús nos sorprende en gran manera. Esperábamos un Mesías fuerte, poderoso y capaz de doblegar a todos aquellos que de alguna manera se enfrentaran a su anuncio de Buena Noticia. Pero, no fue así ni era de esa forma como quiso presentarse Jesús. Su Padre, quien lo envía, tiene otros planes que pasan por la humildad, la mansedumbre y la misericordia.

Y eso, muchos no lo entendieron. Incluso algunos muy cerca de Él, tal es el caso de Judas, se decepcionaron porque esperaban otro mesías y con otra carta de presentación. Quizás, también a nosotros nos puede ocurrir algo parecido. ¿Nuestro Mesías es el Mesías del Amor? ¿O, por el contrario es el mesías del poder y la fuerza?

Hoy Jesús nos habla en el Evangelio y nos invita a huir de las confrontaciones y la violencia. No es esa su misión ni su apuesta. Él viene a anunciar la Buena Noticia que, apoyada en la mansedumbre y la misericordia, ofrece eludir todo tipo de venganza o de sentido de revancha. Por eso huye de las confrontaciones y de aquellos que le buscan para matarle. No es una huida sino su modo de ser y actuar. Él continúa sanando a todos los enfermos que se cruzan en su camino y anunciando la Buena Noticia de salvación.

Sobre todo a los más débiles y pobres y a todos aquellos que humildemente abren sus corazones a su Palabra y a su acción salvífica. El Mesías, lleno de Espíritu, manso y discreto - no alardea de sus éxitos -, que pacientemente se inclina sobre el débil - la caña cascada -  intenta reanimar al mortecino - al pabilo vacilante - y así despierta siempre la esperanza. (Del Evangelio Diario de la Compañía de Jesús).

viernes, 17 de julio de 2020

PRIMERO, LA PERSONA HUMANA, LUEGO EL PRECEPTO O LEY


Mt 12,1-8
Cuando se hacen las cosas, nadie duda que se hacen pensando en las personas humanas, pero, también sabemos que con el tiempo, y por naturaleza humana, los intereses materiales se van anteponiendo al derecho natural del valor de la persona humana. Y eso se ha repetido a lo largo de la historia humana. Ocurrió ayer, y ocurre hoy. Se olvidan los deberes y solo quedan los derechos.

Pero, de esos derechos, prevalecen los de los ricos y poderosos sobre los de los pobres. Y eso porque la demagogia, el poder y el soborno le dan la vuelta y someten a los pequeños, a los esclavos y, por supuesto, a los pobres. No hay otra historia. Esa es la esencia y la verdad de lo que ocurrió ayer y también está ocurriendo ahora. En este mismo momento y en muchas partes del mundo, por no decir en casi todas partes.

Todo precepto está, no es que debe estar, sino que está supeditado al amor misericordioso, y, el hombre, lo entiende, lo sabe y lo experimenta así. Otra cosa es que, siendo libre no lo acepte y se incline al gusto de sus propias pasiones materiales. Entonces se rebela contra Dios, porque, no olvidemos que Dios es Amor, y, herido e inclinado al pecado, el hombre, quebranta la ley natural y los derechos que nos descubre y que nos hace a todos hermanos uniéndonos en el amor.

Hoy sigue imperando la ley del sábado, se somete al hombre y la mujer a los intereses de los lobby de turno que buscan poder bajo la apariencia de la verdad democrática, pero que en realidad no es sino un revestimiento falso del poder sobre el otro que piensa de otra manera y que quiere ejercer sus derechos apoyados en las verdades naturales que guardan y defienden al hombre como valor primero y supremo creado por Dios a su imagen y semejanza.

jueves, 16 de julio de 2020

AFORTUNADAMENTE, GRACIAS, SEÑOR, POR EXPERIMENTARNOS PEQUEÑOS.

MATEO 11, 28-30 | Descansar en dios, Deja que dios, Mateo 11 28
Mt 11,28-30
Muchas veces maldecimos las circunstancias por las que hemos pasado cuando experimentamos algo desagradable o violento que nos deprime, nos angustia y nos entristece. Pero, sin embargo, pronto descubrimos que, gracias a esos acontecimientos circunstanciales, vamos aprendiendo a superarnos, a ser pacientes y a crecer madurando positivamente en el amor de Dios.

Incluso, llegamos a preguntarnos si, esos acontecimientos, que Dios ha respetado en base a nuestra libertad, han servido para producir un bien en nosotros. Un bien que empieza por acerncarnos más a Dios. Porque, por desgracia, no nos acercamos a Dios sino en esos momentos de desgracia y cuando verdaderamente experimentamos necesidades. Es, entonces, cuando Él ocupa el centro de nuestra vida y descubrimos que todo lo que nos ha sucedido, quizás por nuestra culpa, lo ha utilizado nuestr Padre Dios para despertarnos y ayudarnos a acercarnos más a Él. 

Luego, eso, que aparentemente nos entristece, nos deprime y nos hace sufrir, viene a convertirse en un bien superior para nosotros, porque, `por medio de él experimentamos un encuentro con Jesús; descubrimos su cercanía, su compromiso y, sobre todo, su Amor. Cuántas veces hemos dado gracias a Dios por aquello que, en principio nos quitaba la vida, y luego ha sido una bendición. Y que gracias a suceder así ha servido para centrar más nuestra vida y nuestra verdadera salvación.

Y no nos perdamos en cosas abstractas, pues tienen su nombre: a veces cansancio vital; otras veces, agobio por tantos problemas nuevos o viejos; aquel hijo disminuido con el que se nos hundio el mundo; nuestros propios errores, incoherencias, pecados y agrega tu muchos más... En esos momentos no pierdas de vista esto que hoy te dice Jesús: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

miércoles, 15 de julio de 2020

¿DÓNDE TIENES PUESTA TU SEGURIDAD Y ESPERANZA?

Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 11, 25-27 | Ateus, Ser ...
Mt 11,25-27
Si ahora mismo te preguntan sobre donde tienes puesta tu seguridad y tu confianza, ¿qué responderías? Posiblemente, todos estamos pensando en tener asegurada la casa en la que vivimos; posiblemente, nos preocupa nuestro salario o pensión; posiblemente, nuestra esperanza está puesta en nuestra riqueza y en nuestra salud que, cuanto más poder y riqueza, pensamos que está más segura. Y esas seguridades no nos permiten ver el Amor de nuestro Padre Dios.

¿Por qué?, podemos preguntarnos. Pues, porque nuestra confianza y fortaleza está puesta en nosotros y en nuestra capacidad de generar riqueza y poder. Y eso descarta la ayuda de Dios, al que, precisamente, en estos momentos no necesitamos. Necesitaremos que nos venga una crisis económica o de salud para que, experimentándonos pequeños, desprotegidos y necesitados, abramos nuestro corazón al Amor de nuestro Padre Dios, a su Poder y Misericordia.

Por eso, Jesús nos habla de la necesidad de abajarnos y presentarnos humildes para poder ser capaces de acoger su Palabra y su Amor: (Mt 11,25-27): En aquel tiempo, Jesús dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

Y el sentido común nos dice que son los primeros los enfermos, los necesitados y los más pobres. En realidad, ¿no hacemos, al menos lo decimos también nosotros, eso mismo? Dios vendrá primero a quienes le muestran necesidad y, por tanto deseos, de dejarse ayudar, de abrirse a su Ayuda y Palabra y de presentarse ante Él con verdadera humildad. Y eso, en los que se creen y consideran sabios, fuertes y capaces por sí mismo, se le hace difícil.

martes, 14 de julio de 2020

LA EXPERIENCIA DEL FRACASO

Mateo 11, 20-24 | Evangelio del dia, Evangelio, Partes de la misa
Es verdad que cuando experimentamos que nuestra siembra no tiene la recompensa de los frutos, el buen agricultor experimenta que su labor y trabajo ha fracasado. De la misma forma, cuando la proclamación de la Palabra no tiene eco en el corazón del que la escucha experimentamos un vacío interior de repulsa y de lástima.

Hoy leemos en el Evangelio que a Jesús le ocurrió algo parecido cuando, después de hacer la mayor parte de sus milagros, recriminó a aquellas ciudades donde los había realizados porque no habían respondido a su Buena Noticia.: En aquel tiempo, Jesús se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido: « ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido.

Queda meridianamente claro que la intención de Jesús es advertir del error a los habitantes de esas ciudades de darle la espalda a la proclamación de su mensaje o Buena Noticia de salvación. La misma frustración percibimos nosotros cuando experimentamos que la labor de nuestras catequesis no tienen los resultados que esperamos y que nuestras palabras se las lleva el viento. Quizás, también percibimos que nuestra vida no está a la altura del ejemplo que debe dar y, por lo tanto, la acogida de nuestra palabra no se produce.

Pero, sí podemos decir, con toda seguridad, que la de Jesús, el Hijo de Dios, si es verdadera Palabra y verdadero testimonio. Y no entendemos cómo puede pasar por nuestra vida sin respuesta. Sin embargo, ¿somos nosotros mejores? ¿Respondemos nosotros a la Palabra de Dios? Es hora, si nos lo tomamos en serio, de cuestionarnos y mirar para nuestro interior.

lunes, 13 de julio de 2020

IDENTIFICADOS CON JESÚS

11 mejores imágenes de religio | Dibujos fano, Catequesis ...
Mt 10,34--11,1
Cuando haces algo por alguien, sobre todo si es algo que busca el bien de esa persona, estás haciendo lo que entendemos como una buena obra, que si la haces en nombre y por Xto. Jesús tendrá su recompensa. Y decimos esto porque, antes, mucho antes que nosotros lo dijo Jesús: «Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa».

Jesús es lo primero y eso significa que sus enseñanzas, su referencia y su seguimiento deben marcar siempre la primera iniciativa de la actuación de nuestra vida. Ayer nos advertía y enseñaba las actitudes para que el cultivo de nuestro corazón diese los frutos esperados. Frutos buenos como resultado de una tierra bien abonada y regada que corresponde principalmente a nuestra propia actuación. Porque, la semilla - Palabra de Dios - es plantada en nuestros corazones y dependerá mucho de nosotros, porque así Dios lo ha querido, el recoger una buena cosecha.

Y esa cosecha nos traerá en muchos momentos de nuestra vida problemas, enfrentamientos y luchas. Incluso dentro de nuestras propias familias, con nuestros propios padres, hijos/as, hermanos/as y otros. Y nos exigirá cargar con nuestras cruces y, aceptándolas, seguirle. Quienes no están dispuestos a eso se quedarán en el camino, bien, como ayer nos decía en la parábola del sembrador, aplastado por los caminantes y comido por los pájaros o seducidos por las ambiciones y afanes de este mundo.

Tengamos la confianza de confiar en Jesús y en saber firmemente que su Palabra tiene siempre cumplimiento, pues, su última promesa se ha cumplido, la Resurrección. También resucitaremos nosotros para ser felices a su lado, si en Él creemos porque Él así nos lo ha prometido.

domingo, 12 de julio de 2020

¿CUÁL ES LA REALIDAD DE TU TIERRA?

Evangelio según san Mateo (13,1-23), del domingo, 16 de julio de ...
Mt 13,1-23
A veces nos planteamos la ineficacia de la evangelización y no comprendemos como la comunidad o grupo no crece. Pero, no podemos perder de vista que la Buena Noticia que trae Jesús es una propuesta de amor aceptada desde la libertad. Y, como tal es aceptada o rechazada. Todo dependerá de la calidad de tu propia tierra, porque, si es tierra abierta, cultivable y bien abonada, la semilla plantada dará frutos, pero, si ocurre lo contrario, será baldía.

Jesús nos lo explica con una parábola sencilla usando los términos de la siembra y los frutos que la gente de su época entiende muy bien. Y a nosotros nos toca descubrir si nuestra tierra es de las buenas y rentables o, por el contrario es de las malas y baldías. Sin lugar a duda la cosecha de mi vida dependerá de mis cuidados, de mi siembra, del abono de mi tierra y del riego de mi agua. Porque, mis frutos vendrán del esfuerzo de la disponibilidad de mi corazón a la acción del Espíritu Santo.

Supongo que, independientemente de que tú tierra sea buena  o mala tienes que pones de tu parte todo lo que has recibido gratuitamente y cuidarla, limpiarla, abonarla para que se mantenga cultivable y pueda dar lo frutos que Dios espera de ti. Y eso donde único lo puedes hacer es en la Iglesia, con los sacramentos y llevando la oración tanto personal como comunitaria siempre presente en tu vida.

Tengamos en cuenta que Dios espera nuestros frutos y que esos frutos, aunque Dios me asiste y me acompaña y me cuida, los ha dejado libremente al esfuerzo de mi voluntad. Por tanto, no escatimemos esfuerzos y abramos nuestros corazones a la acción del Espíritu Santo para mantener la tierra de nuestro corazón en buen estado y productiva.

viernes, 10 de julio de 2020

CUANDO LA ORACIÓN SE PROLONGA EN EL TRABAJO

Mateo 19,27-29 | Evangelio del dia, El hijo del hombre, Sagrada ...
Quizás hayas experimentado, porque suele suceder, que cuando  has descargado tu conciencia, tu corazón parece más ligero y más lleno de paz. He oído a mucha gente experimentar paz y alegría después de celebrar el sacramento de la reconciliación y un deseo grande de compartirla con los demás. Y eso se nota en la cara, porque, como bien dice el refrán, la cara es el espejo del alma.

No cabe duda que nuestro trabajo, y cuando digo nuestro, me refiero a los creyentes comprometidos, es el reflejo del alma. Al menos debe serlo, porque el trabajo de un seguidor de Xto. Jesús debe ser prolongación de su oración. Una oración de la que, en este contexto con respecto al trabajo, San Benito es una referencia y exponente místico que marca el camino de su fundación como iniciador de la vida monástica. Su regla, cuyo principal mandato es "ora et labora", refleja ese mandato que hoy Jesús nos propone hoy en el Evangelio donde la prioridad es el trabajo por establecer el Reino de Dios.

En aquel tiempo, Pedro dijo a Jesús: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?». Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna».

También nosotros hoy debemos poner todo, nuestra vida y todo lo que hayamos recibido gratuitamente, aunque creamos y nos parezca que se debe a nuestro esfuerzo, al servicio de la evangelización de la Buena Noticia, que Jesús nos ha anunciado, con su Vida y su Palabra. Tengamos fe, paciencia y mucha confianza que todo lo que Jesús propone y promete se cumple. Recibiremos, pues, el ciento por uno.

LA VERDAD CUESTIONA EL SISTEMA Y, SOBRE TODO LA MENTIRA

11 mejores imágenes de Dia del catequista | Catequista, Dia del ...
Mt 10,16-23
Cuando tratas de vivir en la verdad, la vida se te complica. Y es que la verdad cuestiona la mentira que otros quieren imponer. Eso es tan claro como el agua y lo estamos experimentando a cada instante en nuestras propias vidas. En estos mimos momentos de elecciones observamos que algún partido es excluido porque su presencia molesta y descubre, ¿qué?, las mentiras de otros.

Y eso es responsabilidad de todos, porque somos todos los que les colocamos con nuestros votos. Nuestra complicidad queda de manifiesto y no podemos eludirla ni justificarla, ni menos ocultarla, que si, con respecto a los hombres podemos engañarles, no ocurre lo mismo con respecto a Dios. Y eso nos pasará factura, no solo algún día, sino desde ahora mismo como vamos experimentando. Es mejor, nos lo dijo Jesús, perder esta vida para ganar la otra. 

Porque, perder esta vida significa ir contra contracorriente y contra todo lo que el mundo quiere presentarte como verdad aparente, pero que en realidad es una mentira disfrazada de verdad. Y eso te complica la vida y te exige una lucha constante contra ti mismo. Porque, para cumplir la Voluntad de Dios es necesario renunciar a nuestras pasiones y a nuestras tentaciones moderándolas según las pautas y caminos que la Palabra del Señor te señala y descubre.

Compartir nuestra fe nos fortalece y nos ayuda a superar las dificultades que salen al paso de nuestra vida. Se hace necesario estar unidos y caminar como comunidad injertados en el Señor para hacerle frente a todas las tentaciones que pueden seducirte y apartarte de ese destino intransferible que tiene el hombre de ser feliz y alcanzar la Vida Eterna. Y eso solo lo puedes alcanzar en Dios.

jueves, 9 de julio de 2020

SIN PODERES NI IMPOSICIONES

Comentario al evangelio del Domingo V del Tiempo Ordinario, 4 de ...
Mt 10,7-15
La Buena Noticia, la cercanía del Reino de Dios, ese deseo de paz, de justicia y de amor fraterno que todos los seres humanos buscan y desean, pues, no en vano, esta sellado en lo más profundo de sus corazones, es lo que Jesús propone y para lo que envía a sus apóstoles a proclamad: 
«Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis. No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento. En la ciudad o pueblo en que entréis, informaos de quién hay en él digno, y quedaos allí hasta que salgáis. Al entrar en la casa, saludadla. Si la casa es digna, llegue a ella vuestra paz; mas si no es digna, vuestra paz se vuelva a vosotros. Y si no se os recibe ni se escuchan vuestras palabras, salid de la casa o de la ciudad aquella sacudiendo el polvo de vuestros pies. Yo os aseguro: el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma y Gomorra que para aquella ciudad».

La característica del anuncio es precisamente la propuesta humilde, libre y sin condiciones. Porque, el poder, la fuerza y la imposición anulan libertad e impide el amor. Y eso rompe la naturaleza humana que ha sido creada para vivir y decidir en plena libertad. Sería una contradicción emplear el poder y la fuerza. Por eso, Jesús pone esas condiciones que podemos resumir en humildad y gratuidad.

Y esa así como también nosotros debemos anunciar el Reino de Dios. La Buena Noticia lo es porque nos libera de la esclavitud del pecado y nos hace, precisamente libres. Libres para amar sin condiciones, sin mentiras, sin dobleces ni segunda intenciones que miran egoístamente nuestros intereses y someten a los demás. La Buena Noticia que nos salva, nos hace felices y eternos y que se propone desde la libertad y la gratuidad, sin venganza,  en caso de no ser acogida. Porque, el amor es paciente y espera que el hombre se dé cuenta de que sólo en Dios alcanzará la felicidad eterna que busca.

miércoles, 8 de julio de 2020

EVIADOS A SERVIR EN NOMBRE DEL SEÑOR

584 mejores imágenes de Fano | Dibujos fano, Catolico, Catequesis
Mt 10,1-7
Nunca podemos perder de vista que es el Señor a quien anunciamos y quien libera, sana y salva. Nosotros, simples enviados, lo hacemos siempre en su nombre y anunciamos su Palabra. Y, por su Gracia, expulsar demonios y curar todo tipo de dolencias y enfermedades. Y así ha sucedido a lo largo de la historia de la Iglesia. Esa Iglesia que empieza con esa primera comunidad tras la Ascensión de Jesús a los cielos.

Nunca ha faltado esas curaciones desde el inicio de ese envío del "Colegio Apostólico" - los doce apóstoles -  a través de todos los santos que la historia recoge durante todo el trayecto de la Iglesia hasta nuestros días. La Iglesia descubre su vocación misionera desde ese momento en que Jesús los envía a proclamar la Buena Noticia de Salvación Eterna: A éstos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca»

Ahora, Señor, la pregunta que brota en mi corazón me interpela y cuestiona mi participación en anunciar también a esa mies tu mensaje de Buena Noticia que, en mi bautismo, he contraído. Y me planteo esto porque quiero responder y quiero sentirme enviado por Ti. Pero, al mismo tiempo, también reconozco mi incompetencia, mis limitaciones y mis inclinaciones al mal. Me siento débil y frágil desde mi naturaleza humana, pero también fortalecido y animado por tu confianza y elección.

¡Señor, si Tú me has elegido, cómo puedo yo desconfiar y dudar de tu elección! Tú nunca te equivocas y si Tú me has aceptado como hijo y has enviado - bautismo - el Espíritu Santo sobre mí, es indicio de que Tú me envías y me acompañas. Confiado en tu Palabra y tu elección, Señor, me esfuerzo y pongo todo de mi parte.

martes, 7 de julio de 2020

MUCHAS CLASES DE POBREZAS

MATEO 9, 32-38 | Evangelio, Apareciste tu, Fariseos
Mt 9,32-38
La pobreza es una lacra que siempre nos amenaza. Pero, hay muchas clases de pobrezas y cada una de ellas representa una lacra que tiene consecuencias en la vida de las personas. Por eso, eliminarlas y luchar contra ellas se hace necesario e imprescindible. Sin embargo, la pobreza más visible y, quizás, más importante es la física o económica. Lo estamos comprobando durante esta pandemia. La economía es lo que más nos importa, incluso antes que la vida de las personas, de forma que se arriesgan la vida de las personas para poner en marcha la economía.

Sin embargo, hay otras clases de pobrezas también muy importante. La pobreza cultural, que excluyes a los que la padecen del ámbito cultural de la sociedad. Hay múltiples eventos culturales a los que los pobres no tienen acceso. Primero, porque su cultura no da para más, y, segundo, porque su tiempo no se lo permite. Pero, también existe la pobreza relacional o pobreza que te aísla y te impide, por carencias de tiempo y oportunidades, relacionarte en los ámbitos sociales donde tienes oportunidad de crecer culturalmente y madurar como persona.

Y todavía está la pobreza espiritual, que te deja un vacío interior de desesperanza y abandono. Siempre se ha dicho que primero hay que llenar el estomago para luego llenar el alma de esperanza y espiritualidad. Espiritualidad que completa la plenitud de la persona - cuerpo y espíritu - porque, sólo alimentando el cuerpo no se consigue la plenitud que busca nuestro corazón. Y esa plenitud necesita de esas pobrezas que, desde la económica llega hasta el espíritu.

Y Jesús, nuestro Señor, se acerca a los pobres y, compadecido de ellos, les asiste, les llena de esperanza y les sana, expulsando de ellos los demonios y toda dolencia que les impida vivir en la esperanza de alcanzar ese Reino de paz, justicia y amor que Jesús anuncia y propone. Conviene, pues, acercarse al Señor y, escuchando su Palabra vivir confiados y esperanzados en que, en y con Él, podemos vencer a esas pobrezas que nos amenazan.

lunes, 6 de julio de 2020

ERES LIBRE, Y ESO TE HACE RESPONSABLE

Pin en Sagrada Escritura
Mt 9,18-26
Con frecuencia nos olvidamos de que somos libres, pero, quizás no entendemos bien lo que significa ser libre. Para muchos es, quizás, hacer lo que le viene en ganas o lo que le apetece y gusta. Para otros, no consiste en eso sino en hacer lo correcto y lo que es bueno para todos. Para mí, es buscar la verdad y la justicia, y eso concuerda con el amar, porque, cuando amas buscas siempre el bien del otro. Y el bien del otro será siempre la verdad, pues solo la verdad es lo bueno y lo justo.

Es casi un movimiento reflejo cuando hablamos: la verdad es que... Es una expresión que con mucha frecuencia oímos decir. Y es que a todos nos gusta y nos atrae la verdad. Porque, hemos sido creados para vivir en la verdad y esa capacidad nos la da nuestra libertad. Somos libres para manifestar y vivir en la verdad, que es la que hace feliz al hombre. 

Experimentamos que cuando no vivimos en la verdad, nuestra conciencia nos interpela y nos atormenta. Y es que, la mentira nos hace infelices y nos angustia. Por tanto, hemos sido creados para vivir en libertad y, esa libertad, Jesús quiere que la pongamos por obra y la utilicemos. Quizás, entre comillas, sea lo único que, por la Gracia de Dios, podamos dar libremente. Dios cuenta contigo y Jesús espera que tú te decidas y pongas en Él toda tu confianza y fe.

Así ocurrió con aquel personaje del que habla hoy el Evangelio y también con aquella mujer enferma de flujo de sangre. Ellos pusieron su capacidad de libertad, aún en contra de los prejuicios de su tiempo, sobre todo la mujer, cuya vida no tenía ningún valor. Es decir, si tanto el personaje como la mujer no dan el paso por buscar y encontrarse con Jesús, ¿hubiesen sido curados? Y, al respecto, ¿das tú también esos pasos por encontrarte con Jesús?

domingo, 5 de julio de 2020

PEQUEÑO, SEÑOR, PARA ALABAR TU GRANDEZA

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Mateo 11,25-30. | Sagrado corazon de ...
Mt 11,25-30
Somos los pequeños los necesitados de la grandeza de los poderosos. Pero, no podemos obviar que el poder de este mundo es caduco y muy limitado. Nada comparado a la grandeza de nuestro Padre Dios. Por eso, Señor, reconocerte como lo más Grande y Poderoso es la máxima aspiración a la que puede aspirar una criatura humana. Criatura creada por Ti, mi Señor.

Por eso, quiero sentirme pequeño y abajarme a la máxima humildad para reconocer tu Grandeza, Señor, y poder abrir mi pequeño, pobre y humilde corazón a tu Luz y Sabiduría. No quiero sentirme, a pesar de las tentaciones, grande, autosuficiente y poderoso. Y, mucho menos, despreciar y no necesitar ser enseñado ni creerme más justo que los demás.

Soy consciente de la tentación de creerme más sabio que los otros hasta el punto de despreciarlos y hasta excluirlos, y cargarlos de leyes y preceptos que doblan sus espaldas y les hace el camino de sus vidas insoportable. Supongo, y así lo experimento, pues con un corazón de tal calibre abrirse a tus enseñanzas resultará muy difícil y, diría, que roza lo imposible. Tú lo has dejado muy claro cuando has dicho: Y Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo... - Mt 19, 23-34 -.

Quiero y me esfuerzo en ser humilde y reconocer todos mis pecados. Pecados que a veces se me esconden en lo más profundo de mi corazón y ciegan mi actuar y obrar con las pasiones, propias de mi naturaleza y tentaciones de este mundo. Quiero estar abierto a la Misericordia de mi Padre Dios anunciado y revelado por Jesús. Quiero vivir en esa actitud de abajarme, de hacerme pequeño, de llenarme de humildad y compartir mi vida con los más necesitados, que com yo, necesitan de tu Amor, Señor.

sábado, 4 de julio de 2020

UNA FORMA DIFERENTE DE VIVIR

Mateo 9, 14-17 | Evangelio del dia, Tiempo ordinario y Decir noEstar llamado a la felicidad no significa tener que sufrir o estar obligado a sufrir. Luego, ¿qué significa, toma tu cruz y sígueme? Significa que el seguimiento por amor está dispuesto, cuando así la vida lo exige, a soportar el dolor y el sufrimiento. Porque, no se nos puede esconder ni debemos obviar que la vida tiene momentos malos, enfermedades ,tragedias, errores y pecados, y eso nos exigirá soportarlos con paciencia y sufrimiento. Porque, eso es lo que significa amar y así, de esa manera nos amó y nos ama el Señor.

Y tampoco podemos ignorar que la naturaleza humana es débil y, tentada en sus más profundas pasiones pecaminosas, está amenazad y predispuesta a caer en el pecado. Y eso sólo lo podemos combatir con amor, tal y como nos enseñó e hizo Jesús. Por tanto, no podemos recurrir ni encerrarnos en la tradición y en la ley antigua que fundamenta su valor en la disciplina, en el ascetismo y los preceptos de la Torá. Posiblemente, quizás en esos tiempos se necesitaba actuar de esa manera. Los discípulos de Juan Bautista se conducían por el ayuno y sacrificios, pero Jesús nos anuncia otra forma de actuar y de vivir.

No se trata de renunciar al ayuno, sacrificio o privaciones, sino se trata de llevar todo al terreno de la moderación y del equilibrio. Pero, sobre todo pensando y en relación con los demás. Es decir, que tú no puedes comerte un filete de solomillo, por decirlo de alguna manera, cuando eres consciente que otro no tiene ni un poco de pan para comer. Eso cambia tu vida y tu manera de actuar y te exige desde el interior de tu corazón a actuar y cambiar el rumbo de tu vida.

Jesús nos llama a todos a la felicidad, una felicidad que la ganamos por y con el amor. Y un amor que se visualiza en tu relación con los demás. Sobre todo y de manera preferente con aquellos que carecen de lo necesario e imprescindible para vivir dignamente y con todos los derechos que la persona humana tiene por el simple hecho de ser hijos/as del mismo Padre.

viernes, 3 de julio de 2020

LAS LLAGAS ACTUALES DE JESÚS

Lunes ⛺️ L e c t u r a : Juan 20:24-29 Tomás Duda Del Señor ...
Jn 20,24-29
Ayer fueron las auténticas llagas de Jesús las que sanaron las llagas de la incredulidad de Tomás, pero, hoy, son las llagas de todos los mártires y testigos que están sufriendo la persecución por sostenerse y dar testimonio de su fe, los que, quizás, estén sanando tu incredulidad y tu respuesta de fe que se debate interiormente en tu corazón.

Nuestra razón quiere razones y se resiste a doblegarse a la fe. Eso sí, quiere creer, pero busca una fe que se sostenga en su razón con pruebas y hechos que sean vistos personalmente por él. Es lo que plantea Tomás en el Evangelio de hoy. No está dispuesto a creer nada que él no pueda comprobar y exige pruebas que puedan sacarle de su incredulidad. El testimonio de sus compañeros no le convence.

Esta sencilla reflexión puede también plantearnos a nosotros el mismo problema. Podemos preguntarnos, ¿tengo yo dudas con mi fe? ¿Me planteo yo exigir pruebas para creer? Es cierto que nuestra fe pasa por momentos oscuros y débiles a consecuencia de las tentaciones con las que el mundo nos tienta y provoca. Es verdad también que nuestra naturaleza, débil y frágil por el pecado, está inclinada a la satisfacción de sus propias pasiones y todo eso nos hace dudar. ¿Por qué? 

Porque, nos tienta a la comodidad, al bienestar, a la vida fácil y a vivir despreocupado y buscando satisfacciones que nos den una felicidad inmediata, aunque nos consta que artificial y caduca. Una felicidad de instantes que no terminan de llenarnos plenamente y nos mantienen siempre buscándola. Pero, lo peor es que se trata de una felicidad con fecha de caducidad. 

Y eso es una felicidad apoyada en la mentira. Sin embargo, hay muchos testimonios - llagas modernas - que me están reclamando una credibilidad de las llagas del Jesús crucificado. Unos testimonios en otros cristos crucificados que, abandonados en Él, han abiertos sus corazones a la fe.

jueves, 2 de julio de 2020

EL ESFUERZO DE LEVANTARSE

Mateo 9,1-8 – Levántate y anda - Roguemos al Señor
Mt 9,1-8
No es tan fácil levantarse, tomar la camilla y salir por tus propios pies. Y digo que no es tan fácil, porque, Jesús da la orden, te invita a levantarte después de acogerte y perdonar tus pecados, pero, serás tú solo quien tiene que hacer el esfuerzo de levantarse, abrir tu corazón para acoger ese misericordioso perdón y, confiado, iniciar el camino tomando tu camilla contigo ¿Estás de acuerdo?

Porque, levantarse significa que has abierto tu corazón a la acogida y misericordia de Dios. Estás dispuesto a coger tu camilla, es decir, tus defectos, tus parálisis, tus errores, tu soberbia y tus pecados y caminar con ellos sabiendo que el Espíritu Santo - el mismo que ya recibiste en tu bautismo -  te acompaña y te asiste para que puedas - liberado de esas parálisis - caminar erguido y firme hacia tu principal objetivo, tal es la santidad.

Tu camino está delimitado y señalado desde las entrañas de tu corazón. Has sido creado para amar y ese amor sólo lo puedes concretar y transparentar en la relación y comunión con los otros. Así, que no hay otro camino. Levantarte es coger tu camilla del amor y buscar la relación con el otro para servirle en la verdad y la justicia. Servirle desde la actitud de manifestarle que te preocupas por él tal y como Jesús se preocupa por mí. Es, como podemos ver, muy fácil de entender, pero muy difícil de vivir.

Por eso, experimentamos que sólo en su presencia y abiertos a la acción del Espíritu Santo podemos afrontar ese camino y, abandonados en sus Manos, dejarnos orientar y conducir hacia la meta de la santidad.

miércoles, 1 de julio de 2020

LA ECONOMÍA ANTES QUE LA VIDA

Mateo 8,28-34 - Él les dijo: «Vayan.» - Roguemos al Señor
Mt 8,28-34

El Evangelio de hoy nos descubre lo que verdaderamente somos, porque, en la actualidad estamos viviendo lo que el Evangelio, hace ya aproximadamente dos mil años, nos ha denunciado. Aquel pueblo, dice el Evangelio, salió adonde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país. ¿No te descubre esas palabras la realidad que vivimos actualmente en este tiempo de pandemia?

Sí, anteponemos la economía y, al menos lo parece, nos preocupa más que la propia vida. Eso es lo que se deja ver en este tiempo de confinamiento. Se habla y nos preocupa más nuestra situación económica que las muertes que ha ocasionado esta pandemia. Incluso, muchos, sobre los que recae la responsabilidad de muchas muertes, hablan de salvar vidas cuando son responsables de tantas muertes. Y todo se quiere justificar con la recuperación económica.

Sin embargo, Jesús toma el riesgo de enfrentarse a esos demonizados y los expulsa para liberar al pueblo de ese mal demoniaco. Porque, Jesús no ha venido a pasarlo bien ni a acomodarse en el bienestar, prestigio y la seguridad. Jesús interviene y aleja al demonio de nuestro lado para despejarnos el camino y señalarnos la ruta por donde ir hacia la liberación, la paz, la felicidad y la Casa del Padre. Pero, ¿qué hacemos nosotros al respecto? Preferimos nuestros proyectos, nuestras seguridades y nuestra economía y dejamos todo lo que no entren dentro de nuestro interés.

¿Somos libres?, no podemos preguntar. ¿Libres de qué? ¿Acaso no estamos sometidos a la economía, a la riqueza y al bienestar, hasta el punto de dar más valor a ella que a la vida? ¿Qué clase de libertad es la que tenemos? ¿Una libertad dirigida, esclavizada y sometida al interés material? ¿Y es eso libertad? Responder a esas preguntas y otras más será un ejercicio que nos puede ayudar. Claro, si lo hacemos desde una honrada y sincera intención de buscar la verdad.