Jn 20,1-2.11-18 |
Sin embargo, siempre estarán los que se apoyan en la mentira y tratan de adulterar y falsear la realidad. No obstante, y a pesar de los que otros quieran presentar, María Magdalena testifica y proclama que el Señor Jesús, a quien ella había conocido y conocía, valga la redundancia, el tono de su voz, ha Resucitado. Y lo proclama y comunica a los apóstoles porque ella lo ha visto.
Ella, no te extrañe, también buscaba a un muerto. Quizás lo mismo que nos sucede a ti y a mí, pero, por la Gracia de Dios y la manifestación de su amor a la Persona de Jesús, a quien había conocido y había cambiad su vida, Jesús se le muestra Resucitado. Y ese testimonio de ella es corroborado más tarde por todos los apóstoles y continúa ahora, en esta hora y en este momento que escribo, proclamado y corroborado por la Iglesia.
Por tanto, te sugiero que no busques a ningún muerto, porque, si se trata de Jesús, está Vivo. Y Vive en tu corazón y real y verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento del Altar, donde tú y yo lo podemos recibir, real y verdadero, bajo las especies de Pan y Vino. Pero, hay más, también tú y yo, y todos los que en Él crean y hayan creído, a pesar de estar muertos, resucitaremos para volver a la Vida. Esa Vida Eterna de la que Jesús nos ha hablado y nos habla cada día a todos los que todavía caminamos de la Mano de su Espíritu hacia la Casa del Padre.
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