Mt 9,1-8 |
Porque, levantarse significa que has abierto tu corazón a la acogida y misericordia de Dios. Estás dispuesto a coger tu camilla, es decir, tus defectos, tus parálisis, tus errores, tu soberbia y tus pecados y caminar con ellos sabiendo que el Espíritu Santo - el mismo que ya recibiste en tu bautismo - te acompaña y te asiste para que puedas - liberado de esas parálisis - caminar erguido y firme hacia tu principal objetivo, tal es la santidad.
Tu camino está delimitado y señalado desde las entrañas de tu corazón. Has sido creado para amar y ese amor sólo lo puedes concretar y transparentar en la relación y comunión con los otros. Así, que no hay otro camino. Levantarte es coger tu camilla del amor y buscar la relación con el otro para servirle en la verdad y la justicia. Servirle desde la actitud de manifestarle que te preocupas por él tal y como Jesús se preocupa por mí. Es, como podemos ver, muy fácil de entender, pero muy difícil de vivir.
Por eso, experimentamos que sólo en su presencia y abiertos a la acción del Espíritu Santo podemos afrontar ese camino y, abandonados en sus Manos, dejarnos orientar y conducir hacia la meta de la santidad.
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