miércoles, 13 de noviembre de 2024

CUMPLIMIENTOS Y NORMAS

El domingo es día de precepto. Esta recogido en los cincos preceptos de la Iglesia. Pero, más importante que el precepto está el descubrir la necesidad que tengo de relacionarme con el Señor, mi Dios y Creador. De modo que antes que el precepto está mi relación con mi Padre Dios.

Posiblemente, el precepto está puesto para que me esfuerce en celebrar la muerte y Resurrección del Señor cada domingo. Es decir, la Santa Misa, y también alimente mi alma con la Eucaristía. Es una manera de decirnos que necesitamos relacionarnos e intimar con Jesús, y fortalecernos con el alimento de su Cuerpo para la lucha diaria de cada día con las tentaciones - mundo, deomino y alma - que nos amenzan.

Sin embargo, lo primero es Jesús, el Hijo de Dios, que nos da su Cuerpo y Sangre como alimento de nuestra alma y nos señala el Amor y la Misericordia de nuestro Padre Dios. De aquellos diez leprosos, sólo uno comprendió esto. Y fue precisamente un samaritano, enemistado con los judíos – pueblo de Dios – quien se volvió para, antes que el precepto de ser purificado oficialmente cumpliendo la norma que aparentemente le relaciona con Dios, dar gracias a Jesús por ser limpio de lepra.

Porque, quien salva no es el precepto ni el cumplimiento, sino la Infinita Misericordia de nuestro Padre Dios. Está el precepto detrás de la relación, porque su fundamente precisamente es fortalecer la relación con Dios. No se cumple el precepto para dejar constancia de relación con el Señor, sino que la relación con Dios, un simple agradecimiento de su Amor Misericordioso, basta para haber cumplido su Voluntad.

Y, precisamente, ese leproso samaritano encarna ese significado de agradecimiento y ese testimonio de fe.

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