El perdón no es un
punto – dice el comentario de Francisco José Ruiz, SJ, de la Compañía de Jesús,
sino una línea continua que se pierde en el infinito. Y realmente eso es así.
Sin perdón no hay vida porque es precisamente la misericordia de nuestro Padre
Dios la que nos da esa oportunidad de Vida Eterna en plenitud de gozo y
felicidad.
Quien nos salva es
nuestro Padre Dios al concedernos el perdón de nuestros pecados dándonos su
Infinita Misericordia. ¿Cómo, pues, no vamos nosotros a perdonar a quienes nos
ofenden si nos ofrecen su arrepentimiento? De la misma manera, también nosotros
necesitamos arrepentirnos para alcanzar el perdón de nuestros pecados y la Infinita
Misericordia de Dios.
No tiene ningún
sentido presentarnos delante de nuestro Padre suplicándole perdón por nuestros
pecados, y, nosotros, mantenernos en no perdonar a los que nos han ofendido. Eso
no tiene ninguna lógica ni sentido común. Por tanto, el perdón es una actitud
misericordiosa que siempre debemos llevar presta y dispuesta en nuestro corazón
para perdonar a todos aquellos que, habiéndonos ofendido, nos presenta su
arrepentimiento.
Por otro lado, lo proclamamos y decimos cada vez que rezamos el Padrenuestro: … y perdónanos nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden… ¿Y qué, vamos a faltar a nuestra palabra?
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