miércoles, 27 de noviembre de 2024

NO TENGAN MIEDO

Esta vida vale en la medida que nos da la oportunidad de ganar la otra, la verdadera, la plena y eterna. Su valor – el de esta vida -  está en relación directa con la otra. De modo que «quien pierda esta vida, ganará la otra (Mt 16, 25)».

Es evidente que desde este pensamiento y convicción, el miedo decrece hasta el punto de que llega a desaparecer. Incluso, pensándolo bien, sería hasta una gracia perder la vida por defender la fe en nuestro Señor, puesto que con ello ganamos la verdadera Vida Eterna plena de gozo y felicidad.

Somos humanos y posiblemente el miedo nos invade y amenaza. Es condición humana tener miedo, pero contamos con el Espíritu de Dios, que venido a nosotros en la hora de nuestro bautismo, nos acompaña, nos fortalece y, sobre todo, en esos momentos nos da la valentía y la fuerza para soportar cualquier martirio hasta el punto de dar nuestra vida por defender el Amor y Misericordia de nuestro Padre Dios.

Y no son promesas sino realidades. La ingente, hoy más que ayer, de mártires que están dando la vida en cada instante está presente en la Iglesia. Pidamos con toda confianza que el Espíritu Santo nos fortalezca en esos momentos, si tenemos que dar testimonio de nuestro Señor, para mantenernos firmes en el Señor.

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