¿Qué está primero,
aliviar el sufrimiento o cumplir la ley? Es evidente que no hay punto de
discusión. En el corazón del hombre salta enseguida la compasión ante el dolor
que sufre el hermano. Y, sea sábado u otra circunstancia, lo que prima es
aliviar el dolor de esa persona. Es obvio que primero está el curar y sanar
antes que cumplir con la ley del sábado. Porque, el sábado se hizo para el
hombre, no el hombre para el sábado.
El bien del ser
humano está por encima de todas las prescripciones religiosas y de toda la
oposición que habrá de afrontar (comentario de Patxi Álvarez, SJ en el
Evangelio diario en la Compañía de Jesús). Es evidente que ante esa realidad, los
fariseos y herodianos, en lugar de asentir y aceptar el derecho al bien y a la
vida del hombre, endurecen sus corazones y se confabulan para acabar con Él.
Jesús coloca al
hombre en el centro de su misión. Ha venido para liberarlo tanto del mal físico
como espiritual. Su salvación es integra, cuerpo y alma, y la eternidad será
plena de gozo y felicidad. Por lo tanto, la muerte es simplemente una transformación
de un cuerpo corrupto a otro glorioso, espiritual, puro e inmortal.
Por lo tanto, todo está sometido al bien del hombre, y nada puede legislarse si va contra su bien. La evidencia del gran mal que es el aborto – el asesinato de niños sin voz e inocentes – es la ley que hoy sustituye al sábado dejando indefenso al hombre. Nunca puede ser un derecho porque antes está el derecho a la vida.
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